Se levanta el telón. Aparece un chavalín, llegando a casa, ondeando su primer contrato de esfuerzo y llamando por el padre. Papá, papá, no te lo vas a creer. Me han contratado en tu empresa, y...¡vamos a laborar juntos! ¡Me han dedicado a tu misma sección! ¡Ya no tendrás que mantenerme, papá! ¿Papá? Aparece el padre, con semblante compungido y la carta de despido en la mano. Se cierra el telón. ¿Dónde está la gracia? ¿Dónde está el chiste? En que el muy gilipollas del obrero había votado a la derecha.
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