Paul Klee se encoge, escucha la nieve antes de pintarla. Su compañera, la pianista Lily Stumpf, converge hacia los ecos que el sol, lentamente, deshace. Cuidan el sonido, aman el rastro, viven el instante que Paul Klee jugará sobre la tela. Pintura reverbera lo tan efímero en regazos del silencio. Orquestado por Tobías Campos Fernández, un chico homenaje al artista y niño que fuese Paul Klee se acurruca en el primero de los cuadernos 'Diálogos con la ciencia y el arte'. Pinchando en la imagen, vuestro itinerario de huellas:
martes, 22 de septiembre de 2015
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