Según Wikipedia, el sustantivo trol viene de la palabra del nórdico antiguo para describir a un monstruo mitológico. En los cuentos infantiles son criaturas empeñadas en realizar travesuras y malicias. En el el idioma inglés, el verbo troll es una técnica de pesca. La expresión trolling for newbies implica pescando novatos. Los chinos usan un término alternativo, bái Ián que implica literalmente putrefacción blanquísima para mencionar a una publicación absurda y sin sentido, con el ánimo de fastidiar a otros. En japonés, tsuri se refiere a publicaciones intencionalmente engañosas. Hay troles que son anónimos y otros que son pseudónimos. una doble cara/doble moral. Tal vez hasta se conviva con ellos y ni nos percatamos. Son habilidosos. Anónimos o pseudónimos, en la oscuridad de la cobardía y en lo oculto se transforman en aves de rapiña, en entes que carecen de valores, seres amargados, frustrados. Como la novela de El raro caso del doctor Jekyll y el señor Hide , cuyo asunto central es el trastorno psiquiátrico de una persona que tiene dos identidades con características opuestas entre sí. Pudiéramos continuar con una serie de interpretaciones que se generan en el mundo para describir a esta figura virtual y, sin temor a equivocarnos, coincidirán en que representa el engaño, la falsedad, la mentira, la difamación y la más putrefacta de la condición humana: la miseria intelectual de daño y destrucción. Un trol percibe al ser humano no como tal, sino como un simple blanco en el cual descargar su ira, su limitada autoestima, su amargura, su pobreza intelectual. Busca sembrar caos emocional, político, social, a costa de cualquier bajeza. Pretende provocar controversia y nunca razona con nadie por eso no vale la pena responderle. Algunos desean disfrazarlo como libertad de expresión pero esta se muestra solo cuando es perfectamente indentificable su emisor. De otra forma no se entiende. Un trol es en esencia un ser perturbado cuyo parque de diversión es internet. La figura del troles el disfraz que emplean quienes al amparo de la cobardía tienen como finalidad denostar, castigar, humillar, tergiversar información, decir verdades a medias o embustes absolutas. Todo debajo nombres ficticios, - of course - porque no conocen ni el honor ni la honra ni la valentía ni el deber cívico como personas de bien. Peligrosamente se está regresando cotidiano ver desfilar día a día troles por todas las redes sociales. Particularmente en épocas electorales donde los ánimos se encienden y surgen como desfile de cerebros descarnados, vomitando neuronas fallidas. Utilizan variadas estrategias de convencimiento: Unos buscan la palabra que agrade al lector para después arrojar dardos envenenados en contra de tal o cual persona o candidato a cargo de elección popular. Otros argumentan poseer la realidad absoluta, hacen alarde de cifras y estadísticas como evidencia plena de sus decires. También tienen lugar troles bipolares, de múltiple personalidad que hoy atacan a uno y al rato los entronizan como dioses del olimpo, dechados de virtudes, no dignos de este lugar terrenal. La vida de los troles depende con mucho de los propios usuarios de redes sociales. Está en nosotros detectar y aniquilarlos con un simple clic. Ignorarlos es el antídoto perfecto, porque responder sus actos de provocación es seguir alimentándolos. En internet tiene lugar la frase Don´t feed the troll que implica no alimentar al trol. Algo que todos podemos realizar fácilmente. Al detectar uno, podemos seguir estos dos fáciles pasos: 1. Ubicar el mensaje como trol y alertar a los demás. 2. No responder sus actos de provocaciones, cualquiera que éstos sean. Que muera de inanición y de desprecio. En épocas de elecciones como la que estamos viviendo, darle cabida a estas ratas de internet implica darles lugar para que sean ellos quienes ?de cierta manera- participen activamente en un proceso electoral que nos corresponde como ciudadanos. Somos nosotros, con rostro, con cara, nombre y apellido quienes debemos opinar, decir, hablar, argumentar, proponer y criticar, todo debajo la luz de una sana construcción de mejores lugares de vida colectiva. A un trol no le interesa si tiene lugar buena o mala calidad de pavimentación, de seguridad pública, educación, empleo, industria, producción, nivel de vida, etcétera. Su existencia está dedicada única y exclusivamente a destruir lo que sea, a quien sea y como sea. Porque esa es la consigna personal o porque así dice el contrato que firma al mejor postor. Buscando documentarme más en internet, encontré este interesante epitafio a un trol: Estás tan lejos de ser capaz de comprender algo de lo que cualquiera dice aquí que esto sólo lleva a la inutilidad. Lo ciertamente triste es que de realidad crees que estás ganando. Eres un horroroso despilfarro de recursos naturales ? por favor reintégrate en la cadena alimenticia... estúpido trol flatulento. http://es.wikipedia.org/wiki/Trol
martes, 25 de agosto de 2015
Bromas, De troles y otros demonios
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