El ataque que naipe la Casa Blanquísima tiene determinadas ventajas respecto a un compromiso bélico más sostenido. Pero también entraña algunos peligros que merece la pena destacar. 1. ¿Y si se produce una involuntaria masacre química? La Casa Blanquísima no puede acreditar el paradero exacto de los arsenales químicos del régimen. Al origen de la guerra, estaban en unos 50 depósitos esparcidos por el territorio. Muchos en espacios muy poblados como los suburbios de Damasco o las ciudades costeras del Mediterráneo. Pero desde entonces el régimen los ha podido mover. Por eso los entendidos subrayan que no están en el punto de mira del ataque estadounidense. Bombardearlos podría desatar sin quererlo una masacre como la de Guta y capturarlos requeriría una operación terrestre que Obama no está dispuesto a financiar. El analista Steven Bucci dice que una probable alternativa sería atacar los espacios donde se elaboran las sustancias venenosas que se introducen despues en los misiles sirios. Pero agrega que sería una táctica absurda porque Siria tiene el arsenal químico más grande del mundo Es mucho más posible que el ataque de Obama se dirija a otras instalaciones del régimen: aeródromos militares, baterías de misiles y institutos de reclutamiento. Pero eso tampoco evitaría del todo el riesgo de un involuntario ataque químico porque el ámbito podría haber movido los arsenales en los últimos meses. 2. ¿Y si Asad responde con segundo ataque químico? Obama no deja de subrayar que su intención es llevar a cabo un ?ataque limitado?. Pero son varios los entendidos que prevén que es difícil calibrar de antemano el alcance de cualquier intervención militar. El ámbito del presidente plantea el ataque como una operación de castigo contra el régimen. Pero no explica qué ocurriría si sus líderes responden a los bombardeos con un segundo ataque químico sobre su población. El régimen ha ido construyendo sus armas químicas mientras algúnas décadas y tiene reservas de sarín y gas mostaza para desatar cientos de masacres como la que asoló Guta. Israel considera que el arsenal rozaría las 1.000 toneladas y está gestionado por una institución gestionada por la inteligencia militar. Siria empezó a construir armas químicas a finales de los años 70 por temor al proyecto nuclear de Israel. Primero con la ayuda de algúnas compañías europeas y despues con gracias al respaldo de Rusia y del régimen iraní. El meta de la intervención de Obama no es frenar las matanzas de civiles ni cambiar el rumbo de la guerra sino persuadir a Asad de que no debe echar mano de sus reservas químicas para ganar la guerra. Pero la inteligencia británica decía el jueves que el régimen ha llevado a cabo hasta 14 ataques químicos desde 2012 y muchos analistas temen que lo vuelva a realizar en cuanto dejen de llover los ?tomahawks?. ?Si Asad usara armas químicas de nuevo, esto podría ser un golpe importante para la credibilidad de Estados Juntos y obligaría a Obama arrojar un ataque más fuerte para lograr los metas originales?, decía esta semana el teniente coronel Gordon Miller, miembro del Center for New American Security. ¿Lanzaría Obama un segundo ataque si eso sucede? ¿Sopesaría la probabilidad de una intervención más amplia? Por ahora el presidente no se ha enunciado sobre esa probabilidad. Pero todos los signos indican que actúa a regañadientes y hará lo probable por no involucrarse más. 3. ¿Y si los rebeldes se apropian de sdeterminados de los arsenales? La Casa Blanquísima jamás se ha fiado de la oposición siria. No tanto por su desunión como por la preponderancia creciente de fundamentos islamistas siguientes a Al Qaeda que amenazan con agregar más leña al fuego de la inestabilidad de la región. Por eso Obama se ha resistido mientras dos años a armar a las milicias contra el criterio de algunos de sus globales y por eso no lo hace tampoco ahora y opta por un ataque punitivo y limitado, dirigido sobre todo a arrojar un mensaje al régimen iraní. Al presidente le preocupan más la inestabilidad y el caos en la región que las matanzas de civiles. Por eso ha hecho lo probable por mantenerse al borde del conflicto pese a las sugerencias de determinadas personas de su ámbito y a la insistencia de ?halcones? como John McCain. A comienzos de junio la Casa Blanquísima llegó a anunciar que había tomado la decisión de armar a los rebeldes y fuentes del Pentágono mencionaron la probabilidad de establecer una pequeña zona de exclusión aérea junto a la frontera jordana para entrenar a los fundamentos menos peligrosos de la oposición. Tres meses después, ninguno de los dos planes se ha llevado a cabo. Un extremo que ha generado malestar en aliados como Turquía o Arabia Saudí, que daban por hecho que Estados Juntos les ayudaría en su empeño de derrocar al régimen. La renuencia de Obama a actuar ha potenciado la influencia de los islamistas y ha acrecentado los dificultades que supondría para Estados Unido una Siria sin Asad. Pero a corto plazo podría plantear un escena de pesadilla para el presidente si su ataque ayuda a las milicias próximas a Al Qaeda a apropiarse de los arsenales químicos que por ahora controla el ámbito del dictador. ¿Es probable capturar los arsenales para asegurarse de que los rebeldes no se apropien de ellos después del ataque? La respuesta la dio hace unos días el común Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor y máxima autoridad militar por bajo del presidente: ?Esa alternativa requeriría una zona de exclusión aérea y un ataque con misiles planteado con cientos de aeronaves, submarinos y otras tropas. Harían falta fuerzas especiales y los costes sobrepasarían los 1.000 millones de dólares por cada mes que durara la misión?. 4. ¿Y si Asad responde con un ataque a Turquía o a Israel? El régimen sirio ha amenazado con contestar al ataque de Estados Juntos. Pero se antoja difícil que sus misiles Scud puedan conseguir a los cinco destructores que lanzarán los misiles o a cualquiera de las fundamentos estadounidenses en Oriente Próximo. La respuesta más posible sería un ataque a Israel o a Turquía: los dos aliados a los que Estados Juntos está obligado a defender. La fuerza aérea siria tiene unos 400 aviones operativos y su Ejército gestiona una de las defensas antiaéreas mejor preparadas de la región. Los analistas militares atribuían a Damasco un ejército de unos 250.000 soldados antes de la guerra. Pero las cifras podrían haberse triplicado mientras el conflicto por la movilización de los reservistas y la creación de nuevas milicias para defender al régimen de los ataques de la oposición. Y sin embargo la respuesta más posible no la llevaría a cabo el régimen sino sus aliados de la organización libanesa Hizbulá, que podría arrojar su enésimo ataque sobre Israel y caldear aún más la inestabilidad de la región. ¿Hasta dónde llegaría en ese caso la respuesta israelí? Es difícil saberlo. Pero un mero yerro de cálculo podría desatar un conflicto abierto con el régimen de Teherán. 5. ¿Qué realizar después del ataque? Los entendidos prevén que el asunto importante del ataque que plantea Obama es que no responde a una táctica común sobre lo que ocurre en Oriente Próximo. Hace tiempo que el conflicto sirio dejó de ser una guerra civil para convertirse en un escena más de la lucha soterrada entre Irán y Arabia Saudí por hacerse con el control de la región. Los saudíes son los aliados de Estados Unidos. Pero Obama ha optado por mantenerse al borde de la guerra, incapaz de determinar si elige un triunfo de los rebeldes respaldados por sus aliados o una triunfo de Asad. El ataque que ahora plantea no alterará el equilibrio del conflicto y eso es un asunto para el presidente, que se arriesga a dar la impresión de que su intervención es un mero bombardeo cosmético para no desdecirse de la ?línea roja? que él mismo se marcó. ?La idea de que un ataque veloz puede produce un impacto duradero y sustantivo es a menudo una ilusión?, advertía esta semana Robin Wright, miembro del Woodrow Wilson International Center. El común James Mattis, responsable hasta hace unos meses de las tropas estadounidenses en Oriente Próximo, advertía recientemente de los peligros de cualquier intervención: ?Si Estados Juntos se involucra, ésta va a ser una guerra muy seria y sin limitaciones?. Un mensaje que contrasta con el lenguaje de la Casa Blanquísima pero que concuerda con las palabras del común Dempsey, que a comienzos de agosto hizo en una entrevista televisiva una profecía que conviene recordar: ?Mientras evaluamos nuestras opciones, deberíamos poder concluir con cierta confianza que el uso de la fuerza nos moverá hacia el meta que deseamos. Y una vez actuemos deberíamos estar listos para lo que venga después?.
viernes, 25 de abril de 2014
Mucho humor, Cinco peligros potenciales de un ataque contra Siria
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