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jueves, 3 de abril de 2014

Bromas y Chistes, Cincuenta sombras de Grey de E.L. James

Cincuenta sombras de Grey Una buena amiga me dijo que le habían definido esta novela como la anécdota de "una tipa que busca su diosa interior con un puño metido en el culo". Ojalá debiera sido esto. Como habréis podido imaginar al leer esa pequeña introducción, no me ha gustado Cincuenta sombras de Grey Anastasia es la prota de siempre que conoce a un tipo misterioso que le proporciona un juego de amo / sumisa. Ella acepta porque se enamora y se dan cuatro cachetes y follan por aquí y por allá y ya está. Cincuenta sombra de Grey es a lo bruto. ¿Cuántas veces se reitera que Grey es un obseso del control mientras las doscientas primeras páginas? Casi un centenar. ¿Para qué? Para abandonar diáfano al lector que es un obseso del control y que será quien lleve las riendas de la relación. ¿Y cómo lo explica? ¿Por recurso de las acciones del personaje o dejando entrever esa faceta suya tan controladora? No, porque eso sería realizar algo cercano a la literatura. Lo que se hace aquí es repetir una y otra vez y otra vez y otra vez que Grey es controlador. Por si no te habías dado cuenta. Y la repetición se convierte en recurso. ¿Cuántas veces se dice que Ana tiene que estudiar? ¿Por qué surge dos veces el contrato? ¿Acaso tenía miedo de que cuarenta páginas después ya lo hubiéramos olvidado? ¿Cuántas veces se explica y vuelve a aclarar el complejo de inferioridad de la protagonista hacia cualquier mujer que se cruce con ella por la calle? ¿Y cuántas veces surge esa irritante figura de "diosa interior" para explicitar de manera gráfica lo que acaba de decir la protagonista por si no nos habíamos dado cuenta? "Grey me miró. Me puse feliz. Mi diosa interior se puso a danzar el limbo". "Grey me dio un cachete. Me pusé tontona. Mi diosa interior empezó a brincar aros y a sostener pelotas sobre la nariz". "Grey se sacó la chorra y empezó a darme cachetes con ella en la mejilla. Me gustó. A mí diosa interior también e hizo el pino sobre un armadillo entretanto tocaba el ukelele con los cabellos del coñ...". En mi opinión esta repetición continua para abandonar clara una idea se debe a dos motivos, uno es la incapacidad de la autora para realizar un mínimo de esfuerzo literario y dotar de profundidad a sus frases, dos, no creo que confíe que el lector entienda lo que escribe. ¿He dejado diáfano que Grey es controlador? Lo volveré a repetir por si acaso... Pero, claro, poca literatura se puede realizar con los personajes que se manejan. Puros clichés. El tópico "dientes como perlas" o "oscuro como la boca de un lobo" tienen más originalidad que los tipos que surgen aquí. Ella es torpe, insegura, inocente y confiada. De físico neutro no tiene ningún tipo de seguridad en ella misma ni experiencia en la vida. Cada tio es un amenaza y cada mujer es el recordatorio de todo lo que ella no es. La inseguridad con la que James dibuja a este personaje llega a momentos ridículos como ese en el que Grey le dice que es guapa y ella pensad que cómo puede verla guapa, lo más seguro es que miope. Es virgen y pura y casta e inocente, pero acepta sin dudar un papel de sumisa sin saber muy bien a qué se enfrenta. Y eso es porque su aceptación como sumisa es por amor y tiene la esperanza de acabar curando las heridas emocionales de Grey y que todo el mundo sea feliz. Vamos lo que ahora se conoce como Mary Sue, pero que no deja de ser el tipo Pamela de toda la vida. Al leer esta novela da la sensación de que en la construcción de tipos femeninos no se ha avanzado desde la publicación en 1740 de la importante obra de Richardson. Y él corresponde al cliché de misterioso tarado emocional lleno de sombras que mareará a la protagonista con un contigo y sin ti. El tradicional perro del hortelano que se ha convertido en una plaga en la novela romántica, ya sea adulta o juvenil y que corresponde a un estereotipo machista que está haciendo mucho daño al género. No tiene lugar una relación de igualad entre los personajes porque el femenino lo único que hace es ir detrás de las feromonas del macho. Acepta cualquier cosa si con eso se gana la vigilancia del hombre. En mi opinión, Cincuenta sombras de Grey Del resto de personajes no vale la pena hablar porque no pintan nada. La anécdota es otro cliché más. Las aventuras erótico festivas de una inocente en manos de un tio más experimentado. Lo de siempre, vamos. Una relación desigual donde el tio manda y enseña, donde la mujer calla y aprende. Y escaso más. No hay una verdadera anécdota más allá de ver a estos dos follar. Y esto no sería malo si se tratara de una novela pornográfica (como se ha ido publicitando) donde el instituto del meollo es la escenario sexual y te la meto por aquí y tú me chupas esto, pero Cincuenta sombras de Grey Porque uno lleva una trayectoria en literatura erótica y pornográfica (desde relatos en Playboy hasta clásicos como Pierre Louys, Fanny Hill o Pietro Aretino. Y Sade, claro, pero Sade no es erótico, es otra cosa) y sorprende la ingenuidad de los encuentro sexuales, lo descafeinado del foto del mundo de la sumisión o el sadomasoquismo, lo límitado del lenguaje, lo repetitivo de las escenas, la cólera que da cada "nena" en boca del protagonista que le otorga unos apuntes de lenguaje machista bastante desagradables, las frases de "córrete para mí", "te gusta, eh nena", "oh sí", "te voy a follar" que se reiteran una y otra vez y que me recordaron a los peores diálogos de una mala película porno; aquellas en las que un actor inexpresivo y repleto de esteroides se limita a bombear dentro de una actriz con rostro de estar elaborando la lista de la compra. La publicidad de la novela hablaba de porno, escenas fuertes, calentura y sexo sin cortapisas. Y, la realidad es que las escenas sexuales no son nada del otro mundo y momentos más eróticos, cachondos y explícitos se pueden descubrir en novelas románticas o en novelas de cualquier género. Sinceramente, esperaba algo de sexo duro, de realidadero sadomasoquismo, de llevar el cuerpo y el delicia a sus límites, pero me encuentro con sexo ligth que solo puede impresionar a quien jamás ha leído una novela con contenido erótico (y puede que sea este uno de los causas de su éxito). Y escaso más voy a añadir. Cincuenta sombras de Grey me ha semejante una mala novela, repleta de los peores clichés que se pueden encontrar, con un estilo soso, pobre y ramplón. Una novela repetitiva, contradictoria y absurda. Y todo un fenómeno de ventas y de clientas que buscan para su día a día a un señor Grey o que catalogan esta novela como "verdadera novela feminista". Y, la verdad, esta última frase me da miedo.

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