Transporte y confinamiento
Los circos no pueden, por sus propias características, atender ni de lejos las necesidades naturales de los animales que presentan.
En el caso de los circos itinerantes, a lo largo de sus interminables giras de 9 a 10 meses al año, no hay otro remedio que mantener a los animales encadenados por una pata delantera y otra trasera -lo que tan sólo les permite tumbarse y levantarse, o arrastrarse un par de pasos adelante y atrás- o aprisionados, dentro de camiones jaulas menos durante el entrenamiento, o los escasos minutos que dura su número.
Además, durante larguísimos desplazamientos de hasta 10/12 horas, los animales soportan en su rincón, sin luz y sin ventilación, el frío del invierno y el calor del verano, mientras se asfixian con el metano de sus propios excrementos a pesar de que se acostumbra a mantenerles sedientos para que orinen menos.
Conductas agresivas y locura
Éste es un cruel modo de vida, caracterizado por el aislamiento, el castigo, el miedo y el cautiverio, y no es de extrañar que un elefante viva más de 70 años en su medio natural pero sólo alcance los 14 o 15 años en cautividad.
Este hecho se repite en todos los animales tan miserablemente utilizados, y explica porqué estas hermosas criaturas nacidas libres -tigres, leones, cebras, osos y elefantes...- mantenidos en estas condiciones cada día de su dantesca existencia, se vuelven literalmente locos. Separados de sus congéneres, encerrados y amarrados, sometidos a privaciones y frustrados sus instintos naturales, suelen desarrollar conductas neuróticas como movimientos repetitivos e incesantes consistentes en oscilaciones, vueltas, agitación y mordisqueo de los barrotes de sus jaulas, etc., que también se pueden convertir en conductas inesperadamente agresivas.
Doma o adiestramiento
Existe aquí una combinación de castigo y recompensa, con mayor proporción de castigo, ya que muy pocos ejercicios y trucos están basados en comportamientos naturales.
Entre los métodos de "persuasión", se siguen encontrando varas, estacas con pinchos, látigos y también sistemas más modernos como los electroshocks de bolsillo con descarga de poco voltaje, todos ellos, por supuesto, oculto a la vista del espectador. Aún con esto, un estudio reciente de la RSPCA británica (Real Sociedad Protectora de Animales), reveló que, en más de un 40% de los casos analizados, los grandes felinos se resistían a salir al escenario, por lo que había que forzarlos a hacerlo.
Rainiero Garibaldi, dueño de un circo llamado ecológico porque no "usa" animales explica: "En algunos casos he colaborado con domadores y adiestradores, y he comprobado los métodos de aprendizaje impuestos a los animales. Los buenos resultados se obtienen en gran parte gracias a la violencia... He sido testigo de verdaderas masacres de animales y he comprobado las condiciones en las que viven".
jueves, 13 de febrero de 2014
Mucho humor, El rostro oculto de un cirgo parte 1
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