Pero también trabajó, desmontó el árbol de Navidad, cambió las sábanas y las toallas, fuese a la compra, ordenó facturas y papeles, hizo limpieza de juguetes, cortó leña y montó un perchero nuevo. Vamos, un delicia regresar a casa tras Navidad. Lo digo yo y lo pensad (seguro) la señora de la limpieza, esa EVP (Enviada de la Providencia) que lidia con vuestro caos pelusero dos veces por semana. Lo que la EVP no pensad ni de koñen es que el orden y el concierto que reina (durante unas pocas horas, eso sí) en su espacio de esfuerzo es obra de un Mann Que cada vez que el Mann en cuestión tiene Vacaciones le pille dormido, desayunando o corriendo a la ducha no ayuda mucho. La vergüenza la superaba el maromen con orgullo, todo hay que decirlo: ¿Qué mejor prueba de su dedicación y rendimiento que el caos dominado? ¿Por qué iba a pensar la buena mujer que era un haragán por dormirse si la casa estaba hecha un primor? Yo, que soy una aguafiestas (app de serie al procrear) y que poseo esa malísima tradición llamada pensar, me di ayer cuenta (descojonándome, todo sea dicho) entretanto admiraba mi cuadriculado hogar de que la EVP no admira para nada al maromen. Y de mí, por ende, pensará que soy una pobre infeliz. Porque la señora de la limpieza también tiene Vacaciones cuando no estamos y sólo viene un par de días antes de vuestra esperada vuelta. Sí, eso es, cuando la casa ya está organizada. Y sí, pensará eso mismo que pensarían uds.: que la Frau de su hogar lo habrá dejado todo preparadito antes de embarcarse con los polluelen. Y el mamonen de su esposo se dedica a descansar y vaguear. ¿Injusto? No se crean... El Maromen (¡por fin!) ha podido experimentar en sus carnes lo que cualquier ama de casa siente cuando le sueltan los típicos ?¡qué bien se vive sin trabajar! ¿verdad?
Pero también trabajó, desmontó el árbol de Navidad, cambió las sábanas y las toallas, fuese a la compra, ordenó facturas y papeles, hizo limpieza de juguetes, cortó leña y montó un perchero nuevo. Vamos, un delicia regresar a casa tras Navidad. Lo digo yo y lo pensad (seguro) la señora de la limpieza, esa EVP (Enviada de la Providencia) que lidia con vuestro caos pelusero dos veces por semana. Lo que la EVP no pensad ni de koñen es que el orden y el concierto que reina (durante unas pocas horas, eso sí) en su espacio de esfuerzo es obra de un Mann Que cada vez que el Mann en cuestión tiene Vacaciones le pille dormido, desayunando o corriendo a la ducha no ayuda mucho. La vergüenza la superaba el maromen con orgullo, todo hay que decirlo: ¿Qué mejor prueba de su dedicación y rendimiento que el caos dominado? ¿Por qué iba a pensar la buena mujer que era un haragán por dormirse si la casa estaba hecha un primor? Yo, que soy una aguafiestas (app de serie al procrear) y que poseo esa malísima tradición llamada pensar, me di ayer cuenta (descojonándome, todo sea dicho) entretanto admiraba mi cuadriculado hogar de que la EVP no admira para nada al maromen. Y de mí, por ende, pensará que soy una pobre infeliz. Porque la señora de la limpieza también tiene Vacaciones cuando no estamos y sólo viene un par de días antes de vuestra esperada vuelta. Sí, eso es, cuando la casa ya está organizada. Y sí, pensará eso mismo que pensarían uds.: que la Frau de su hogar lo habrá dejado todo preparadito antes de embarcarse con los polluelen. Y el mamonen de su esposo se dedica a descansar y vaguear. ¿Injusto? No se crean... El Maromen (¡por fin!) ha podido experimentar en sus carnes lo que cualquier ama de casa siente cuando le sueltan los típicos ?¡qué bien se vive sin trabajar! ¿verdad?
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