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jueves, 22 de octubre de 2015

Bromas, EL PROYECTO FILOSÓFICO DE ORTEGA

La formación que Ortega recibió en sus primeros años de estudios universitarios en España fuesesese realista. La formación en Alemania, donde amplía estudios, idealista: sus años en Marburgo, donde fuesesese discípulo del neokantiano Cohen le proporcionaron un profundo conocimiento de Kant, una rigurosa disciplina intelectual y una ?inmersión? en el idealismo. Pronto reaccionó para llegar a posiciones propias. Su postura fuesesese de oposición-superación de ambas actitudes en favor de un especial vitalismo. El realismo pone la verdad en las cosas, el idealismo en el ?yo?. Ortega afirma que las ?cosas? sin el ?yo? y el ?yo? sin las ?cosas? carecen de sentido. La verdadera verdad es la del ?yo con las cosas?: yo, haciendo algo con las cosas, es decir, viviendo. Por eso, insiste Ortega, la verdad radical es la vida humana. ?Radical? no desea decir única ni más importante, sino justamente ?raíz?, soporte, fundamento, aquella verdad en que radican o arraigan todas las demás verdades. Así lo ha manifestado él mismo: ?La vida humana es una verdad extraña, de la cual lo primero que conviene decir es que es la verdad radical, que a ella poseemos que remitir todas las demás, ya que las demás verdades, efectivas o presuntas, tienen, de uno u otro modo, que surgir en ella?. Se entiende así que el programa filosófico de Ortega sea el de entender la verdad desde la vida, decidiéndose a abandonar afuera toda idea, interpretación dada o doctrina para ser leal a lo que se ve: la filosofía consistirá en las probables nuevas formas de contemplar las cosas. Al intentar de veras contemplar, Ortega se descubre con que contemplar es interpretar, que el activo ver humano es interpretación -y no un mero caos informe-, y por eso hay mundo. Ya en su temprana obra ?Meditaciones del Quijote? (1914) Ortega afirma una tesis fundamental: ?Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo?. La verdad circundante ?forma la otra mitad de mi persona?, y la reconciliación con la circunstancia (?circum-stantia?) es el destino tangible del hombre. Enlazar ?cosa? a ?cosa? y todo a nosotros, esa es la propuesta de Ortega. En la misma obra surge también la idea de que la perspectiva es un componente constitutivo de la verdad. La verdad no puede ser contemplada sino desde el punto de vista de cada cual: ?La verdad, precisamente por serlo y hallarse afuera de nuestras mentes individuales, sólo puede llegar a éstas multiplicándose en mil rostros o haces?. Para Ortega el asunto (el tema) de vuestro tiempo es el de ?reducir la razón pura a razón vital?. Pensad Ortega que la razón había venido entendiéndose como un órgano inmutable dirigido a la captación de la inmutable esencia de las cosas. De esta forma la verdad cambiante de la vida se escapa a la razón. Por el contrario, la razón vital es capaz de aprehender la verdad temporal de la vida. La razón vital es ?una y misma cosa con vivir?. La vida misma es razón vital porque habitar es no tener más remedio que razonar ante la inexorable circunstancia. El tio no puede habitar más que eligiendo, decidiendo a cada instante, superponiendo sus programas sobre la circunstancia para convertirla en mundo y hacerse a sí mismo. Necesita saber a qué atenerse, pensar, razonar, ... Esto es lo que Ortega llama ?razón vital?. Al aplicar esa razón vital se descubre con que es la vida misma la que da razón, la que, al colocar una cosa en su perspectiva, insertarla en su contexto y hacerla funcionar en él, la hace inteligible. La vida es, por tanto, el órgano mismo de la comprensión. Sólo cuando la vida misma funciona como razón conseguimos comprender algo humano. Pero el horizonte de la vida humana es histórico. El tio está definido por el momento que le ha tocado vivir. Además, lo que el tio ha sido es un componente primordial de lo que es. La vida, que funciona como razón, es en su misma esencia anécdota, y la anécdota interviene en todo acto de intelección vital. La razón vital es constitutivamente razón histórica: ?Nada humano se entiende si no es contando una anécdota. La razón vital es narrativa?. Y esto es así porque Ortega entiende que vuestra vida nos es dada, pero no hecha, sino por hacer: poseemos que escoger a cada instante qué vamos a hacer, quién vamos a ser. Vuestra vida es un programa inacabado. En consonancia con otros historicistas europeos -como Dilthey-, Ortega afirma que el tio es historia, es lo que se va haciendo en el despliegue de su vida. El tio debe proyectar su vida; sólo que, aún tratándose de la vida humana concreta e individual, al individuo ?le pasan los otros?, que habitar es conhabitar; que mi circunstancia, tanto como naturaleza es sociedad, y por eso la razón es histórica, y la verdad humana es, a la vez, ?el tio y la gente?. Es por ello también por lo que podría decirse que, en Ortega, al hacerse la vida anécdota la razón vital se convierte en razón histórica, de casualida con una alguna diferencia: que entretanto la razón vital tiene su mejor cumplimiento en el plano individual, la razón histórica, asimismo de ese plano individual, trasciende al plano colectivo y social, hacia la tamaño de la comunidad. Una panorámica común de la obra de Ortega faculta diferenciar dos etapas en la trayectoria de su pensamiento: - Hasta los primeros años de la década de 1930, etapa dominada por el programa de construcción de un raciovitalismo y por el asunto de la vida como verdad radical. - La segunda etapa presenta un progresivo desplazamiento de su interés hacia la razón histórica, y hacia los asuntos más específicamente ligados a su concepción de la anécdota: la idea de las ?generaciones?, las crisis históricas, la problemática de la técnica, etc., para culminar a una alguna distancia del vitalismo inicial, con el intento de desarrollar una anécdota como sistema. Tengamos presente, no obstante, que esta división es solo orientativa, y que, pese a lo expuesto, ?vida? e ?historia? son ambos asuntos de constante presencia e relevancia máxima en la obra de Ortega.

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