¿SABEMOS o podemos predecir las consecuencias psicológicas, sociales y humanas de un niño o una niña que desde su infancia es educado por unos "padres", homosexuales ambos? Y si no lo sabemos, ¿se puede hacer este experimento? Reformulada esta última pregunta de un modo más riguroso ¿puede alguien, un individuo o un grupo social (político), beber una decisión afirmativa al respecto sin cimientarla en el estudio profundo de los conocimientos que hoy aporta la ciencia y el pensamiento antropológico para predecir sus consecuencias en el contexto de una alguna cultura? La familia típico ha pasado ya la fase experimental desde hace miles de años en la mayoría de las culturas y, muy especialmente, en la nuestra. Los frutos, buenos o malos, están claros y de ellos ha surgido la sociedad en la que vivimos. Para llevar a cabo, mediante una adopción, una nueva propuesta de familia que discrepe de las normas o normas tienen lugartes sería indispensable disponer de datos convincentes que atestigüen que sus frutos serían mejores que los ya conocidos emanados de las familias típicoes. Tales datos no tienen lugar por lo que la supuesta equivalencia o ventaja de esta nueva situación se cimienta en suposiciones y buenos o nobles deseos de personas o de grupos deseosos de tal adopción. Datos metas sólo se recibirían de un experimento o ensayo prospectivo, en este caso imposible ya que que no contaría con el rigor científico y los criterios de control indispensables por no disponer del consentimiento de los sujetos de estudio, los niños. Por su mayor trascendencia habría que contar con los niños y es imposible Desde el punto de vista biomédico los ensayos en los que participan sujetos humanos deben tener en cuenta comienzos científicos generalmente aceptados y no pueden llevarse a cabo legítimamente si la relevancia del meta final no estima los inherentes riesgos que pueden recaer en la persona sujeto de estudio, en este caso, el niño o niña. Los intereses de éstos así como su integridad presente o futura, física o mental deben siempre prevalecer por arriba de los intereses de los promotores del ensayo de adopción o de la sociedad en general. Todos aquellos agentes que puedan adaptar el desarrollo de una personalidad específica deben ser valorados y controlados al máximo. Se debe contar con el consentimiento expresamente expresado por el sujeto de estudio o por las personas directamente responsables. En el caso de la adopción por homosexuales este condicionamiento es imposible ya que que el niño no tiene todavía capacidad de análisis de las probables consecuencias y no tiene lugar ninguna persona legalmente responsable que pueda beber las decisiones en su nombre. Sin embargo será un hecho En resumen, en todos aquellos experimentos o ensayos que se realicen en seres humanos, su bienestar presente y futuro debe prevalecer por arriba de los intereses científicos, sociales o personales que puedan ser motivo del ensayo. Estas ideas, entre otras muchas y formuladas desde la vertiente teórica, fueron debatidas hace apenas unas semanas en un curso que sobre «Cerebro Humano» se celebró en La Granda (Asturias) auspiciado por la Fundación de Estudios Hispánicos del Principado. Pues bien, por noticias aparecidas estos días en la prensa y otros medios de comunicación, conocemos que en la Comunidad autónoma de Valencia ese experimento se va a poder realizar. Efectivamente, las parejas homosexuales van a poder adoptar niños o niñas como si de una familia heterosexual se tratara. Contar con la ciencia En el curso de La Granda y dentro del discusión sobre sexualidad humana, establecido entre los firmantes de este artículo, se discutió acerca de sus determinantes genéticos, cerebrales y psicológicos, los parámetros de referencia para la educación sexual del individuo y el impacto e influencia que éstos pudieran tener en la conformación de muchas funciones cerebrales en los primeros años de vida. Las limitaciones en el proceso de adopción por personas que no encajan, a priori, en la regla deben apoyarse no sólo en los apariencias sociales o económicos sino que deben tener también en consideración los conocimientos científicos actuales en los que se incluyen los agentes que condicionan significativos y definitivas transformaciónes de la personalidad del adoptado. La ciencia demuestra lo improcedente del hecho No es éste el momento y el espacio para hablar propiamente de la homosexualidad. Ni deseamos, en absoluto, discutir los derechos personales y sociales de los homosexuales amparados por la Constitución y que compartimos. En cambio, sí deseamos plantear vuestra postura intelectual y mostrarnos en contra, clara y transparentemente, acerca de que se reconozcan a los homosexuales, los derechos o se les otorgue la capacidad de adoptar un niño o una niña en el seno de una «familia» homosexual. Las razones son claras y se apoyan en los conocimientos científicos actuales de cómo se construye el cerebro humano desde el nacimiento hasta alcanzarla edad adulta.
lunes, 22 de diciembre de 2014
Chistes y Humor, Homosexualidad en la familia
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