Estamos habituados a valorarnos socialmente por las posesiones. Vivimos en una sociedad de consumo que nos presenta continuamente las últimas novedades y nos crea la necesidad (a veces compulsiva) de comprar. Si el modelo de coche que poseemos ha quedado antiguo, llegamos inclusive a obsesionarnos con el ansia de cambiarlo por el último modelo, nos pasa idéntico con el móvil, la ropa, etc.; a pesar de conocer vuestros ingresos perfectamente, estamos siempre deseando todo lo que nos entra por la vista y especialmente, aquello que ese Otro (vecino, pariente, amigo) posee. El Mercado nos ha convertido a todos en el objeto de su competencia (sólo hay que abrir la televisión o salir a la calle para que vuestro ansia de adquirir y poseer se ponga en marcha rápidamente). Hay de todo en sobrante de acuerdo con la sociedad de consumo en la que estamos inmersos y a fuerza de recibir mensajes, acabamos creyendo que tal o cuál cosa nos haría completamente felices o nos sentimos frustrados si no podemos obtener lo que en esos momentos se nos ofrece. Así nos embarcamos en la necesidad de comprar y poseer tratando de acortar diferencias con respecto a ese Otro que tiene. Una vez conseguido vemos que vuestra vida se limita a pagar, evitándonos disfrutar de aquello que realmente nos gratifica personalmente
y vuelve la insatisfacción. La mayoría de veces esas adquisiciones no han cortado de un ansia nuestro, sino que no deseamos ser distintos de la gente que nos rodea, cuando las diferencias existen. Cada uno de nosotros somos únicos, lo que nos falta descubrir es precisamente Eso que nos diferencia y que corresponde a vuestro Ser real. Si nos escuchamos a la vez que buscamos lo que realmente queremos muy probablemente nos sorprenda saber que no es aquel coche ni aquel abrigo; quizás seamos felices disfrutando otras cosas que a simple vista son chiquitas y no están valoradas dentro del ranking de necesidades que nos vienen impuestas por la publicidad y la sociedad. Sería interesante encontrar que es eso que queremos y que hemos sustituido con algo material que, una vez conseguido, no nos produce la satisfacción esperada. Disfrutemos de una vida más plena desde el autoconocimiento. Aprendamos a seguir vuestro ansia y a diferenciar lo que nos empuja a alejarnos de él sustituyéndolo compulsivamente, creándonos unas ansiedades y frustraciones que nos impiden apreciar la verdadera búsqueda de la particular Felicidad.
jueves, 16 de octubre de 2014
Chistes y Humor, Los valores en la actualidad
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