Este argumento se formula así: como, por desgracia, el número de abortos clandestinos crece de un modo alarmante y la ley no puede ignorar tal verdad, es indispensable legalizar es situación de hecho y dotar a las madres que se encuentren en la "necesidad" de abortar de los medios sanitarios indispensables para eludir los derivados de la clandestinidad (malas cláusulas higiénicas y sanitarias, personal escaso preparado, etc.). Esto último no suele ser verdad, ya que el aborto clandestino se ejecuta exceptuando algunos escasos casos en espacios adecuados, por personal técnicamente adiestrado (1). Si bien es cierto que la ley debe tener en cuenta la verdad social, conviene recordar que un Estado que renuncia a la protección del bien general más importante, el derecho a la vida de los seres más desprotegidos (los no nacidos), se descalifica totalmente. Aquí no estamos ante una ley de tolerancia o de simple despenalización, sino de una positiva autorización del mal. Por otra parte, y esto sí que resulta admirable en países donde de ha despenalizado el aborto, se constata que con la legalización no disminuyen sin más los abortos clandestinos. "El número de abortos clandestinos está muy lejos de disminuir en la proporción anunciada por los promotores del aborto legal; a veces, inclusive crece
Este hecho se explica por la "desculpabilización". Desde el momento en que se concede autorización en ciertos casos sociales (salario escaso, vivienda insuficiente), casi parece legítimo recurrir al mismo procedimiento en cláusulas apenas diferentas. Además, cuando el aborto es generalmente practicado en hospitales, muchas mujeres eligen permanecer en el anonimato" (2). La clandestinidad en el Reino Unido, por ejemplo, crece por las cláusulas exigidas, por la no notificación de la mujer al marido, porque es resultado de vinculos extramatrimoniales, etc.
viernes, 17 de octubre de 2014
Chistes y Humor, Los riesgos del aborto
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