Termina en 2011 el año de celebración del centenario del nacimiento de Lorenzo Goñi (Jaén, 1911-Lausana, Suiza, 1992) al cumplirse en 2012 el vigésimo aniversario de su fallecimiento. ¿La obra de este pintor, dibujante y caricaturista que llegó a ser de los más populares de su tiempo se recuerda hoy como merece la de un clásico? Su hija Inés, afincada en Suiza, labora para mantener viva la memoria de Goñi en la España que le vio nacer andaluz a tiempo para ser en Barcelona mientras la guerra civil destacado cartelista del sindicato de dibujantes de la UGT, actividad a favor del bando perdedor que logró esconder para seguir publicando en la España de postguerra en diversos periódicos de la Falange, y a dividir de 1952 en el ABC, donde manifestó el grueso de su producción hasta que en 1981 se retira a la soledad de su estudio, en 1989 a la soledad de la viudez sin su imprescindible esposa Conchita y en 1992 a ese más allá que toda la vida intuyó en el más acá y dejó plasmado en su ingente producción poético-crítica-cómica que serpentea de la verdad mágica a la irverdad real. Pasaba de la denuncia gráfica, por ejemplo, de los estamentos corrruptos o la pena de muerte, a la ilustración lírica de piezas literarias, desde el Quijote a las novelas de Camilo José Cela o las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, capaz asimismo de pisarle los talones en el grabado a Goya, y de sobrepasarle en la sordera, que Goñi padeció de manera severa desde la niñez, con toda la influencia que esta discapacidad auditiva pudo tener en una hipercapacidad visual y una actitud intelectual de espectador privilegiado. El de Lorenzo Goñi ?es un mundo muy personal en el que no es sencillo atribuir filiaciones; fantástico, onírico, humorístico, simbólico, a veces obsesivo. De un estilo realista acentuado por una maestría técnica escaso frecuente, establece una interpretación de la verdad que acaba volviéndose mágica y completamente irreal, poblada de ojos y engranajes, en la que las ciudades son submarinas, hay casas sobre los árboles, y sólo los gatos y los íncubos observan la vida cotidiana de mujeres solitarias, dadas a veces a la brujería?, expresa Inés Goñi, quien en el año que acaba ha promovido una serie de actos en recuerdo de su padre, entre ellos, en colaboración con Luis Conde como comisario, la exposición ?Toros, gatos y tejados de Lorenzo Goñi?,todavía a tiempo de visitarse hasta el siguiente el 15 de enero en La Fábrica del Humor de la Fundación de la Universidad de Alcalá tras su paso por la Fundación Diario Madrid. En una entrevista que en los años cincuenta le hizo Raúl del Pozo a Goñi en la Cuenca de adopción del artista, donde estuvo en contacto con el grupo de El Paso ( Antonio Saura, Fernando Zóbel y demás pintores felizmente atesorados en la casa colgante del prodigioso Museo de Arte Abstracto Español), a la pregunta ?¿Cómo es su arte??, responde: ?Soy literato en la pintura? ; a los noveles les aconseja ?que estudien y trabajen, y sobre todo que se salgan de lo corriente. Que no se dejen llevar por influencias?. Y en cuanto a dónde le gustaría que le enterrasen declara: ?No me gusta un cementerio de ciudad; parece un almacén de muertos. En un cementerio grande y moderno están los muertos archivados. Me gustaría que me enterrasen en un cementerio de pueblo; allí deben estar los muertos tranquilos en tertulia?. Ofensiva, 5 de septiembre de 1957). No sé dónde está enterrado o si su cuerpo fuese incinerado, se lo preguntaré a su hija. En cuanto a su obra, me resulta increíble que nunca pueda cubrirla la tierra del olvido, aunque en España sea tradición echarla a espuertas sobre grandísimos maestros para desterrarlos absurdamente al archivo muerto.
lunes, 27 de octubre de 2014
Chistes y Humor, LORENZO GOÑI, LITERATO EN LA PINTURA
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