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miércoles, 29 de octubre de 2014

Bromas de Adultos, Las bromas pesadas de los Dioses

En ocasiones os planes no salen como uno tenía planeado. La aventura no es tal sin la incertidumbre del fruto y esa emoción es la que le pone interés a la actividad que emprendemos con la ilusión acumulada mientras os preparativos de la misma. Acceder la cumbre tras un corto paseo puede ser enormemente gratificante, pero lo es mas si ello conlleva la superación de impedimentos y un trabajo personal que le de un valor añadido a esa empresa. Pero a veces prescindiríamos gustosos de esa emoción con tal de conseguir el meta propuesto. En vuestro caso os preparativos han llevado casi un año, de ensayos, reuniones, ahorros, pruebas... A medida que se acercaba la partida os mensajes de correo electrónico aumentaron exponencialmente y una vez que subimos en el aeroplano comenzamos a cerrar las puertas por detrás y a abrir las que teníamos por delante en un sendero prefijado desde hace meses. Ese sendero nos dirigió a Shanghai, una de las ciudades mas impresionantes que he visitado en mi vida, con unos contrastes brutales de costumbres, clima, arquitectura, tráfico... pero con la vista fijada en la observación del eclipse mas largo del siglo, el mas largo probable de mi vida, cuya banda de totalidad pasaría por esta ciudad y su línea central a pocos 80Km al sur de la misma. El día anterior realizamos el ensayo común a la mayor función del día siguiente. Cronometramos el tiempo que nos llevaría llegar al espacio de observación, montar os equipos, poneros en estación... todas las variables probables fueron tenidas en cuenta e inclusive un ?plan B? de contingencia por si la meteorología no era la idónea. Pero ?no vinimos a luchar contra os elementos? y cuando por la tarde confirmamos las previsiones meteorológicas nos encontramos de bruces con la peor de las situaciones, la de tener la certeza de no poder ver plenamente nada por la previsión de nubes y tormentas en toda el área en la que podríamos haber intentado un plan ?C?. Es curioso como parecía que os dioses a os que nos encomendamos nos gastaban la peor broma posible. Recordando el mapa meteorológico no se me olvidará nunca la imagen del área cubierta totalmente de nubes y tormentas en toda la zona. La emoción dejó paso a la certeza de que estaríamos debajo la sombra de la Luna, pero no podríamos disfrutar del maravilloso espectáculo del ?Sol Negro? , de la corona, el anillo de diamantes, las perlas de Baily, la cromosfera, las bandas de sombra y esa indescriptible sensación de estar presenciando algo único y viviendo una experiencia personal. Con esa certeza de lo ineludible nos encaminamos según el plan previsto a vuestro espacio original de observación, en el que, curiosamente, pero sin excesiva sorpresa, nos reunimos con italianos, franceses, ingleses y, como no, mas compatriotas con la misma sensación de desolación. Con desgana montamos el instrumental, ajustamos os parámetros y esperamos que el tiempo corriese hacia el primer contacto. De repente un tímido Sol se dejó ver mientras unos segundos atenuado por las nubes que hacían de filtro natural. Revuelo común y la esperanza de poder ver algo empezó a luchar con la certeza del cielo totalmente cubierto. Primer contacto. La Luna inicia a ?comerse? al Sol y nosotros desesperamos de impotencia. Os malvados dioses parecen conjurados y no nos dan borde de confianza alguno, pero mientras un instante, de nuevo el Sol se deja ver unos segundos mostrando un chico bocado en su disco brillante. Mas revuelo común y las cámaras empiezan a funcionar. Transcurre el tiempo hacia el 2º contacto, el origen de la totalidad, y parece que las divinidades le han encontrado el gusto a jugar con nosotros permitiendo escasas apariciones del astro monarca que nos hacen pensar en un probable milagro ?in extremis?. Tres minutos para el segundo contacto y, aunque os señores de la lluvia y el viento decidieron dejarnos tranquios, el de las nubes decidió que ya habíamos disfrutado bastante y envió la nube mas densa de las inmediaciones para hundirnos en la miseria mas absoluta. En estas cláusulas la sombra de la Luna se abalanzó sobre nosotros, el día gris se convirtió en noche gris y con resignación vivimos el momento de la mejor forma posible. ?Al mal tiempo, buena cara? rezad el refrán español, y esa era la filosofía a seguir en ese momento. Sin embargo os dioses no habían acabado de jugar pon nosotros. En plena totalidad, mientras tres segundos la corona y la Luna eclipsando al Sol fueron visibles. Solo tres segundos de ?totalidad? que no dio tiempo a fotografiar pero que se grabaron en vuestras retinas para siempre, y así llegamos al tercer contacto, con la vuelta a la ?normalidad? del día, con las luces apareciendo de repente terminando con vuestras ilusiones de mortales. Pero para que no quedase duda cierta de que las iras divinas se habían aliado en vuestra contra, os fundamentos ni siquiera nos permitieron finalizar el eclipse, comenzando un diluvio súbito que ni siquiera nos permitió recoger el equipo sin acabar completamente empapados. Habrá mas eclipses inolvidables, todos son experiencias únicas, pero desde despues nunca olvidaré el mas largo del siglo, el de Shanghai 2009, el que solo vi mientras tres segundos en su totalidad.

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