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lunes, 30 de junio de 2014

Bromas y Chistes, El atroz encanto de las bromas pesadas

La idea era simple: se les haría creer a los modestos moradores de la isla de Apipé, en Corrientes, que un empresario canadiense (personificado por Matías Alé) había comprado las tierras que habitaban y que, por ello, tendrían que abandonarlas en no más de una semana. Pero lo que desde la producción de Marcelo Tinelli llamaron una ?acción solidaria? (ya que a los moradores finalmente se les construiría un muelle y se les daría una lancha) terminó siendo una tragedia para los descendientes guaraníes de Apipé, que sin entrada a la TV, sufrieron mientras días la broma del equipo de Showmatch e hicieron llegar su preocupación hasta las más altas autoridades provinciales. De gran o menor tenor, las bromas pesadas forman fracción de los proyectos con más rating de la televisión. Sin embargo, no son exclusivamente creaciones mediáticas, sino que forman fracción de la vida cotidiana de todos los seres humanos, desde hace años. De hecho, apunta Ezequiel Gleichgerrcht, investigador en neurociencias cognitivas del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), el estudio acerca de las bromas y el rol social del humor data desde el siglo XVIII; entonces Kant ya analizaba apariencias del humor en la sociedad. Más recientemente, las neurociencias cognitivas se esforzaron en entender estos fenómenos, aunque aún no se ha logrado disecar diferentes tipos de bromas para entender exactamente cuáles son los procesos cognitivos que subyacen a las bromas pesadas. ?Es significativo comprender que hay bromas pesadas que no tienen frutos dañinos, entretanto que otras pueden tener como verdadero meta un impacto perjudicial en la víctima?, aclara Gleichgerrcht. ?Preliminarmente, se cree que cuando la broma pesada tiene un meta dañino más que humorístico, se pondrían en juego procesos cognitivos afiliados con el interés por humillar al otro. Por ello, para comprender por qué la gente disfruta realizar bromas pesadas debemos pensar en determinadas variables del tema de la cognición social como la empatía (la capacidad de ponerse en el espacio del otro), el juzgamiento moral, y la creencia de la mente (la capacidad de inferir los pensamientos o sentimientos de los demás), pero aún faltan muchos estudios para comprender sus fundamentos neurales y psicológicas?, describe el investigador. En Hispanoamérica y en España es costumbre hacer bromas de toda índole el Día de los Santos Inocentes (el 28 de diciembre), fecha en la que se conmemora un episodio histórico del cristianismo: la matanza de todos los niños menores de dos años nacidos en Belén (Judea), ordenada por el monarca Herodes con el fin de deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret. Pero una costumbre parecida tiene lugar en países como Francia, Italia y Estados Unidos, en estos casos, el 1 de abril. Día a día, no obstante, en la radio, en la Web y en la TV hay cientos de ejemplos de proyectos que basaron su éxito en las bromas pesadas, ya sea mediante cámaras ocultas o masivos puestas en escena. En la Argentina, el de Tinelli es uno de los ejemplos más populares, entretanto que en el exterior se destacaron proyectos como Punk?d, conducido por el joven actor Ashton Kutcher y Jackass (que despues tuvo su versión para cine), ambos de la MTV. Tampoco el cine escapó a la tradición de engañar al otro para reírse de él. Películas como El juego se ocuparon del tema. ?El límite de una broma pesada es burlarse de una desgracia en la rostro del desgraciado. Pero lo manifestamos y nos reímos... es gracioso?, dice Sebastián Wainraich, humorista y conductor de TVR. El Dr. Tangalanga, un ícono del humor nacional (con 93 años, aún en actividad), dice que hasta sus clásicos llamados telefónicos tienen un límite ético. ?Cuando estoy en el teatro, siempre me acercan números de celular de determinado tio infiel o de determinado cagador para que lo llame -asegura-. Pero yo elijo no hacerlo, aunque sdeterminados se lo ha merecido realmente y ha recibido mi llamado?. Ignacio Boccardo (de 34 años) cuenta que de chico, en el colegio, solía realizar bromas pesadas con la complicidad de otro íntimo amigo. ?A un compañero le mandábamos todo el tiempo remises a su casa, tanto, que al final todas las remiserías del barrio nos conocían y nos odiaban. A ese mismo, llegamos a mandarle una corona fúnebre y un día hicimos que una granja llegara a su casa con dos chanchos, verduras y miles de cosas más. Nosotros, mientras, nos escondíamos para ver su reacción?, recuerda. Sin embargo, reconoce que hoy se arrepiente un escaso de sus maldades. ?Se lo cuento a todo el mundo y no lo puedo creer. En el momento no me daba cuenta de la maldad, me divertía?. Suele asociarse el fenómeno de las bromas pesadas a la adolescencia, o situaciones de grupo, como despedidas de soltero o vestuarios pos partidos de rugby y fútbol. Pero, afirma Gleichgerrcht, no hay reportes sobre gran propensión a realizar bromas pesadas en ciertos grupos etáreos o por afinidad, sino que es posible que se vean más frecuentemente en contextos sociales donde serán menos castigadas. Ahora, ¿qué pasa con las víctimas de las bromas? Todo depende del fruto del chiste. Si es negativo, aclara Gleichgerrcht, suele sentir un abanico de sentimientos que incluyen desde el coraje hasta el auto-flagelo. Durante que si una broma pesada finaliza generando una situación de risas para todos los involucrados finalizará teniendo un resultado de fortalecimiento de los lazos sociales. Diáfano que, de ante mano, es difícil predecir el final de una broma. No más basta con constatar la verdad View casas de chascos

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