En un ensayo muy iluminador, incluido en el libro "Por qué las personas inteligentes pueden ser tan estúpidas" (Barcelona, Ares y Mares, 2003), Carol S. Dweck, de la Universidad de Stanford, ofrece la siguiente explicación: "Durante muchos años he estudiado las creencias que convierten a la gente inteligente en estúpida, creencias que les hacen hacer cosas estúpidas y que también les hacen quedarse atrás en el aspecto intelectual con el paso del tiempo. En realidad, éste ha sido el tema central de mi investigación: por qué la gente que posee todas las capacidades que se pueden desear no suele utilizarlas cuando más las necesita y hasta puede perderlas (en relación con sus semejantes menos capaces). Paradójicamente, la razón reside en el hecho de que muchas personas inteligentes dedican demasiado tiempo a serlo. Piensan en la inteligencia como en algo que ellos poseen y otras personas no, como en algo que les convierte en especiales y respetables. En consecuencia, se centran demasiado en mostrarse inteligentes y en parecer listos, en vez de dedicarse a retarse a sí mismos, forzando y desarrollando sus habilidades. En otras palabras, se concentran más en la característica de la inteligencia y en demostrar que la poseen, que en el proceso de aprendizaje y de desarrollo".
Uno de los errores de enfoque frecuente es considerar inteligente a alguien muy informado, o pensar que la inteligencia es una cualidad exclusivamente y no una herramienta a desarrollar y aplicar. Suele utilizarse la inteligencia como un adorno que da cierto prestigio.
Preguntarse qué es en realidad la inteligencia es entrar en una debate bastante clásico.Pero quizás eso explique por qué las personas con esa herramienta son sin embargo capaces de hacer y decir grandes estupideces.
En un artículo sobre este tema que recomiendo leer, escrito por el matemático argentino Adrián Paenza en el diario Página12, se explica que cuando se le pregunta a la gente qué es la inteligencia seguramente responderán las siguientes opciones:
a) Se trata de la capacidad para resolver problemas.
b) Se trata de la capacidad para adaptarse rápido a situaciones nuevas.
c) La habilidad para comprender, entender y sacar provecho de la experiencia.
d) La capacidad de un individuo para percibir, interpretar y responder a su entorno.
e) La habilidad innata en percibir relaciones e identificar co-relaciones.
f) La destreza para encontrar correctamente similitudes y diferencias, y reconocer cosas que son idénticas.
Pero, ¿es posible ser inteligente para todo, siempre? Howard Gardner, psicólogo de Harvard, desde su teoría de las inteligencias múltiples, sostiene que "no hay un solo tipo de inteligencia o una inteligencia general, sino siete caracterizaciones bien definidas: linguística, musical, lógica-matemática, espacial, corporal y dos formas de inteligencia personal (intrapersonal e interpersonal), basadas en la capacidad computacional única de cada persona".
Así que las personas inteligentes, vistas desde la perspectiva científica, no lo son para todo ni en todo momento. Pueden tener tendencia a creer en tonterías, reaccionar emocionalmente sin poder controlarse, decir cosas estúpidas. Pueden no ser capaces de mantener relaciones interpersonales equilibradas (¡Cómo puede ser -se dice- si es tan inteligente!), fracasar en sus trabajos, o simplemente confundirse.
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