Está diáfano que la justicia nos metería a todos en la cárcel.
¿Quién esté abierta de pecado que tire la primera piedra? Jesús sabía lo que decía porque sabía, valga la redundancia, que todos somos pecadores. Precisamente Él ha venido a salvar a todos los hombres.
Pero, por arriba de la justicia está la Misericordia. Sobre todo la Misericordia de Dios, por la que le son perdonados los pecados a los hombres. Y esa es vuestra salvación, la Misericordia de Dios, porque de no ser así, nadie escaparía a su condenación.
Por eso debemos eludir juzgar, para no ser juzgados; y perdonar, para ser perdonados. En la medida que practiquemos eso estaremos ganando también vuestro perdón y salvación.
No cabe duda que se hace difícil, y que de enfrentarnos nosotros solos a tal misión posiblemente nos será imposible. Necesitamos la Gracia de Dios y la asistencia del Espíritu Santo. Por eso, Espíritu Santo, te pedimos paciencia, fortaleza, paz y sabiduría para saber estar donde y como debemos estar en vuestra relación diaria con los hermanos. Amén.
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