Como comentábamos en la acceso de este mismo blog sobre las emociones El miedo nos avisa de que algo es peligroso y prepara vuestro organismo para huir o para, en el caso de no poder hacerlo, enfrentarnos a él. Si no existiese el miedo, actuaríamos de manera temeraria, corriendo más riesgos de los necesarios. El miedo a separarse de su familia, hace que niñas y niños puedan jugar sin alejarse demasiado de su familia y que por lo tanto no se pierdan o se marchen con la primera persona que se encuentren. Hasta los dos años, otros miedos usuales son los ruidos fuertes, animales, oscuridad y la sensación de que puedan caerse. Entre los tres y los cinco años, disminuye el miedo a los raos y a la sensación de caerse, continúan el miedo a los ruidos fuertes, a la oscuridad, a los animales y a la separación de la familia y incrementan el miedo al daño físico y a las personas disfrazadas. Entre los nueve y los doce años, surgen nuevos miedos: suspensos, apariencia físico, vinculos sociales, muerte... y se mantiene el miedo a los animales, al daño físico y a las tormentas. En la adolescencia crece el miedo a los suspensos, a realizar el ridículo, a ser observad@s, a la muerte... Si bien es cierto que tiene lugar una alguna predisposición genética a tener miedos a objetos y situaciones determinadas, muchos de estos miedos son aprendidos. Niños y niñas aprenden a tener miedo cuando ven que sus familiares lo tienen. Por ejemplo, si una niña ve que su madre presenta miedo ante una cucaracha, ella acabará aprendiendo a tenerlo. Es por ello recomendable no demostrar vuestros miedos ante nuestras chiquitas y pequeños. Los miedos también se transmiten en los cuentos e historias, en películas, etc, es por eso indispensable que éstos estén adaptados a la edad de los menores. Es curioso el experimento realizado en 1973 por Venn y Short. En él, un grupo de niñas y niños en edad preescolar, veían una película en la que una madre le daba a un niño un muñeco de Mickey Mouse y otro del pato Donald. El niño de la película mostraba miedo ante Mickey Mouse y recibía con normalidad al Pato Donald. Tras la película, se le ofrecía a los niños y niñas la probabilidad de jugar con ambos muñecos, rechazando jugar con Mickey. Otra manera de aprender los miedos es por asociación. Por ejemplo, la oscuridad está asociada en la mayoría de películas y cuentos a monstruos, brujas, etc... También se aprende el miedo tras sufrir una experiencia traumática o ver que la sufren otras personas. Por ejemplo, un niño puede sentir miedo a los perros tras ser mordido por uno de ellos o ver que le han mordido a otra persona. De manera indirecta, cuando una niña o un niño tiene miedo, alcanza una serie de beneficios indirectos, como una gran atención, y por ejemplo, en el caso del miedo a la oscuridad, dormir en la lecho de papá y mamá. Estas "recompensas" hacen que los miedos se mantengan en el tiempo. Es significativo que las familias consideren los miedos como algo "normal" en el desarrollo de sus hijas e hijos y que no contribuyan a que estos ganen en intensidad, se mantengan en el tiempo o que se conviertan en fobias. Algunas recomendaciones para advertir la fantasma de miedos constantes y fobias en menores son: Educar de manera positiva, elogiando y premiando en vez de coaccionando y castigando. Evitar demostrar los propios miedos y temores en su presencia. No asustarles en broma ni para obtener que se comporten de la manera que deseamos. Historias, cuentos y películas adaptados a su edad. No darle demasiada relevancia a sus manifestaciones de temor, ni "premiarles" por ellas (no por tener miedo a la oscuridad, dejarles que duerman en vuestra habitación, por ejemplo). Mantener la calma en las situaciones en las que demuestren sus miedos, por ejemplo, ante una rabieta por no desear ir al colegio. Fomentar su autonomía, favoreciendo que se afronten escaso a escaso las situaciones temidas por sí mism@s, reforzando sus comportamientos valerosos... Os dejo con las "tomas falsas" de una película plenamente recomendable, Monstruos S.A.:
martes, 30 de septiembre de 2014
Bromas de Adultos, Miedos infantiles
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