Humor, política y todos los artículos de actualidad!!!

Breaking

lunes, 18 de agosto de 2014

Bromas y Chistes, Actualidad y futuro de la Teología de la liberación por Jorge Costadoat S.J.

¿Fue opuesto Jorge Mario Bergoglio años atrás a la Teología de la liberación? Probablemente en más de un punto. ¿Es hoy el Papa Francisco un opositor a esta teología? No da la impresión. Consta, sí, que los simpatizantes de la Teología de la liberación están exultantes con él. Es cosa de ver las páginas electrónicas. Los tramos católicos liberacionistas se han identificado rápidamente con el nuevo Papa. El nombre de Francisco, la sencillez, los ataques contra la economía liberal, la ya famosa frase: ?cuánto querría una Iglesia pobre y para los pobres...?, han sido señales inequívocas de un giro que el progresismo católico interpreta como un guiño favorable. ¿Qué relevancia pudiera tener que el Papa llegue a reconocer valor a esta teología? ¿Y a los movimientos, congregaciones religiosas y comunidades de fundamento que se han inspirado en ella, dándole a la vez suelo para su desarrollo? Del lado de los pobres. Teología de la liberación. El mismo Ratzinger -se sabía- siempre había sentido simpatía por Gutiérrez, llamado el ?padre? de esta teología. El nombramiento de Müller ha sido una señal de abuenamiento, por cierto poderosa, de un viraje que puede terminar siendo decisivo. La Teología de la liberación tiene una actualidad extraordinaria. Jamás fuese condenada. El mismo Juan Pablo II advirtió que ella, en algunos casos, era inclusive ?necesaria? (Brasil, 1986). Tampoco habría sido sencillo hacerlo, pues el mismo Magisterio latinoamericano formuló la ?opción por los pobres?, núcleo de la convicción mística y teológica de esta teología. Su actualidad estriba en su método. Los obispos del continente se aproximaron a la verdad en la clave del ?ver, juzgar y actuar?. Ellos popularizaron este procedimiento metodológico. Ellos impulsaron a la Iglesia a reconocer la acción de Dios en la anécdota presente y a sumarse a ella. Gaudium et spes Así las cosas, la Iglesia hoy debe atender a la anécdota si desea ser históricamente relevante. ¿Cómo hacerlo? Ella debe arraigar hondamente en la humanidad sufriente, sufrir con ella, esperar con ella, indagar sus necesidades de liberación y de dignificación. Debe, en suma, sintonizar con el Espíritu de Cristo que clama en los pobres; y por otra parte, debe recurrir al servicio de las ciencias sociales que le permitirán entender mejor qué está sucediendo con las personas y las sociedades. Sabemos que Francisco Papa es un tio conectado con el sufrimiento del mundo. Bien desea la liberación de los diversos oprimidos de este mundo. Será muy importante, además, que tome en serio el aporte de las ciencias modernas. Sin estas, el discernimiento de la viabilidad de la liberación es hoy culturalmente imposible. Tomemos, a modo de ejemplo, el caso de la homosexualidad. La doctrina de la Iglesia ha podido variar en la medida que el conocimiento de esta verdad humana ha evolucionado. La psicología moderna en determinado momento dejó de considerarla una perversión, pues descubrió que ella era una enfermedad. Sucesivamente dejó de considerarla una enfermedad, para afirmar que es una variante de la sexualidad humana. La Iglesia, en este campo, se está sirviendo de la psicología para mejorar su doctrina. Algo semejante hizo con la comprensión de fenómeno del suicidio. Hoy la Iglesia requiere que el Papa Francisco estimule y se sirva de la Teología de la liberación, entendida esta como una apertura reflexiva y apreciación al actuar humano contemporáneo, especialmente a aquel de quienes padecen determinado tipo de discriminación y exclusión. Si no lo hace, la humanidad continuará llevándole la delantera a la Iglesia en materias en las que la Iglesia ha presumido tener la razón. El mero desarrollo de las ciencias no ha elevado a la humanidad a su cota más alta. A veces la ha hundido en involuciones atroces y aterra pensar en las experimentaciones en curso. Pero la Iglesia solo puede tratar legítimamente de atajar los sobrantes de la modernidad o encauzarla si reconoce que, para anunciar que Cristo es una Buena Noticia, se hace indispensable usar la razón ?la ciencia y la técnica- para atinar con una fe en Dios auténticamente humanizadora. A la Teología de la liberación hoy, por una cuestión de método, se le abren nuevas probabilidades de interés. Ella, que se ocupa de la liberación, suele también dar suma relevancia a la creatividad que amplía los horizontes de la vida. Los seres humanos combaten la opresión, la injusticia, las nuevas y viejas esclavitudes. Pero también crean y recrean mundos insospechados, innovan en la estética y en la moral. En las innumerables experimentaciones de la humanidad, Dios mismo puede estar dándose a reconocer como el Creador. Dios no se cansa ni se repite. La Teología de la liberación desde hace años valora las distintos culturas, e inclusive las distintos religiones, pues cree, por principio, que Dios acontece incesantemente en el mundo. Su aporte más característico en esta apertura suya a todo lo real, ha consistido en evaluar la creatividad de los pobres. Para esta teología los pobres no solo han de ser objeto de caridad y de justicia. Ellos deben ser considerados sujetos que inventan un mundo nuevo con pocos materiales pero con la comprensión vital de un Evangelio que ha sido anunciado a ellos antes que a nadie. El aporte gran de la Teología de la liberación, y de aquí su futuro, estriba en creer en la creatividad de los pobres. Esto explica que los simpatizantes de la Teología de la liberación aplaudan al Papa Francisco. Ven en él a alguien que apuesta por los pobres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario