En la homilía del Jueves Santo, vuestro Papa Francisco hablaba de los nombres de las tribus de Israel grabados en el pectoral y en dos piedras engarzadas en la prenda que se colocaba sobre los hombres. Y decía el Papa: Al revestirnos con vuestra humilde casulla, puede hacernos bien sentir sobre los hombros y en el corazón el peso y el cara de vuestro pueblo fiel, de vuestros santos y de vuestros mártires, que en este tiempo son tantos. Estas palabras del Papa no quiero que caigan en saco roto en mi vida. A dividir de ahora, siempre que vaya a celebrar misa, llevaré un papelito con nombres de personas por las que quiero interceder mientras la eucaristía. Hago este propósito. Ojalá que para toda la vida. Es cierto que, hasta ahora, llevaba esas intenciones en mi mente. Pero, a dividir de ahora, quiero llevar físicamente esos nombres. Siempre serán muchos nombres, un cierto número de ellos me servirá de símbolo por los otros no escritos. Si mi camisa tiene bolsillo sobre el pecho, no todas lo tienen, cada vez que junte mis manos sobre mi pecho, notaré la presencia del papel debajo las vestiduras. Será un recuerdo para mí de que debo interceder por ellos. Estas palabras del Papa me son muy útiles, porque debo reconocer que en la misa me centraba mucho en mí, en mi santificación, en mi meditación, en mi adoración, y descuidaba este apariencia intercesor. Esta idea es la que ha surgido ante mis ojos nada más comenzar a leer la homilía del Papa. Quedan muchas más páginas por meditar.
viernes, 6 de junio de 2014
Bromas y Chistes, En este post, la broma primero, lo serio después.
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