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jueves, 15 de mayo de 2014

Cosas de broma, Haití y asesinato en Montevideo Shopping.

?Bromas Pesadas?, Haití y asesinato en Montevideo Shopping. ¿Qué relación tienen los acontecimientos en que murió un adolescente en una trifulca de ?machitos? en las inmediaciones de Montevideo Shopping y las aberraciones que contra un joven indefenso cometieron cinco militares integrantes de la mientras demasiados años degradada moralmente Armada Nacional en la misión de paz en Haití? Ambos episodios forman fracción de un fenómeno complejo que resulta significativo analizar. Procuremos enunciar algunos de los principales componentes del asunto para despues reflexionar sobre los más ?simples?. A) Tiene espacio en el mundo un severo conflicto entre la costumbre cultural que caracterizó a la sociedad industrial, ?ordenada? por un tipo de discurso y práctica del poder en el que prevalecían en dialéctica disputa los discursos y valores de matriz religiosa elaborados mientras más de mil años y los de la modernidad laica y progresista y una voluntad de autonomía respecto de una y otra corriente de los integrantes de las nuevas generaciones, que se desenvuelve aún sin parámetros político ? culturales sólidos. La sexualidad (la familia) y la noción de futuro (la relación del individuo con el esfuerzo y la sociedad) son dos de los escenarios principales en los cuales esta disputa, este cambio civilizatorio tiene lugar. Esto dificulta enormemente consensuar valores entre los distintos componentes socio ? económicos de la sociedad. B) La fragmentación social, la profundización de las distintos capacidades de disfrutar de la aventura de habitar entre las clases privilegiadas y los asalariados, que mientras determinadas décadas del Siglo XX (las del 50, el 60, el 70 y el 80) se vieron amortiguadas por la preeminencia de los Estados de Bienestar en buena fracción del occidente extendido se ahonda en casi todo el mundo desde hace ya más de una década cuando la globalización neoliberal pone en jaque la capacidad de los estados ? nación para generar niveles de crecimiento económico suficientes que posibiliten fenómenos de movilidad social ascendente a la mayoría de sus poblaciones. En algunos países emergentes como China, Brasil, Corea del Sur, Argentina, Vietnam, Colombia, Panamá, y Uruguay por citar algunos, sin embargo, el proceso es inverso; despues de décadas de estancamiento económico comienzan a generarse altos niveles de riqueza y con ello la recreación de políticas sociales integradoras. Tanto en unos casos como en otros, se produce algo que podríamos denominar como ?una excitación de cambio? que influye decididamente sobre los comportamientos políticos y culturales de las sociedades porque el cambio que tiene espacio pone en juego las vinculos de poder a nivel de cada país y en el plano geopolítico. C) Tiene espacio en el mundo, por las circunstancias encima apenas esbozadas y por la emergencia de la sociedad red del conocimiento y la inteligencia colectiva una profunda crisis de los sistemas educativos. Una crisis que afecta a los modos de enseñar, pero antes e inclusive más profundamente, a la articula de poder entre docentes y alumnos, entre las instituciones educativas y las nuevas generaciones. Por un lado tienen espacio fenómenos de integración masiva de jóvenes a los sistemas y por otro un dramático proceso de despersonalización de la relación entre el educador y el educando, lo que afecta antes que ninguna otra cosa la producción de afectividad entre unos y otros. Como tal tendencia tiene espacio en el mismo momento en que se debilita la relación entre padre e hijos por la intensidad alienante del esfuerzo asalariado y la voluntad consumista axacerbada tanto de las madres como de los padres de los jóvenes o por la profundización de las ?angustias de la incertidumbre? de los cientos de millones de personas que tienen problemas para ingresar al nuevo mercado de esfuerzo los efectos sobre la autoestima y afectividad de los jóvenes son devastadores. D) La crisis de referentes y referencias culturales sólidas que ha caracterizado a occidente en el auge del posmodernismo, (ahora en caminos de extinción, pero predominante hasta hace unos escasos años), cierto vacío espiritual que la descomposición de la familia típico y de los sistemas educativos ha generado (más allá de las tendencias positivas que ambos fenómenos puedan llegar a tener en algunos sentidos una vez que se reestructuren) tiene espacio en el auge de la sociedad del espectáculo que tanto la globalización neoliberal como el posmodernismo alimentaron, con lo cual, entretanto por un lado ?nadie cree en nadie? por otro el escape a la incertidumbre se produce dejándose arrastrar hacia la nada del entretenimiento por el entretenimiento mismo. Un modelo de entretenimiento legitimado por el stress de las maneras de vida y esfuerzo del capitalismo contemporáneo, por la vacuidad de los discursos sobre el sentido de la vida, el elogio del ?éxito? en espacio de la cultura de la excelencia y la capacidad creativa de lo humano a través del esfuerzo, y en el que cuestiones como la sexualidad como mero juego o la imposición de los más fuertes se expresa todo el tiempo por sobre la interacción enriquecedora de las búsquedas comunitarias en pos de metas comunes. Establecido lo previo como un probable marco desde el cual es imprescindible considerar los fenómenos propias adentrémonos en un par de hechos que tuvieron espacio en recientemente en Montevideo y en Haití, y que tuvieron como protagonistas a jóvenes uruguayos. Uruguay es un país afectado lógicamente por los dificultades universales enunciados más encima y al mismo tiempo padece todavía las consecuencias del estancamiento económico que no pudo eludir el país desde la década del sesenta hasta los primeros años del siglo XXI y está sometido actualmente a una fuerte tensión por las enormes transformaciones modernizadoras que tienen espacio en su economía y en la sociedad. Lo que relaciona a los dos hechos es la manera de ?entretenerse?, de ?pasar el tiempo?, de ?divertirse?, por fracción de una buena fracción de las nuevas generaciones, las problemas de relacionarse realmente con el otro que no pertenece a la misma tribu. Pero también a la reaparición de un machismo de barrio que retorna a la mujer al espacio de lo que se somete por la fuerza protectora del que impone las normas que ni el Estado ni la familia establecen, de un machismo demasiadas veces ejercido por las madres surgidas de la marginación y el abandono de modo que en ellas queda depositada la preparación de las tácticas de supervivencia. El retorno de un machismo lumpen que la cumbia como expresión cultural abona todo el tiempo sin ser sometido a crítica. Antes bien, que es asimilado como ?expresión alegre? por casi todos los tramos de la sociedad. Tanto la música popular uruguaya, (incluida la murga) como el rock rioplatense, o prácticas modelo de convivencia como la desarrollada por el maestro Tabaréz al frente de la Selección uruguaya de fútbol han evolucionado ética y estéticamente produciendo discursos críticos extremadamente inteligentes, exaltando el esfuerzo en equipo, el elogio de lo plural, entretanto la cumbia se ha degradado acompañando la caída en la meras lógicas de la supervivencia mafiosa de buena fracción de las poblaciones excluidas por décadas de un Estado prescindente. Al mismo tiempo en los tramos excluidos de la sociedad, en recurso de las carencias más atroces, de la falta de lenguaje, del descreimiento en cualquier sistema basado en la cultura del esfuerzo se produce un desprendimiento de la pesada carga de la culpa según el modelo de la Iglesia Católica que en espacio de ser sustituida por una nueva cultura basada en la libertad responsable, como ha pasado en algunos países europeos, desarrolló maneras de liberación sexual y rupturas con el modelo disciplinario de la familia típico que resultan muy atractivos a jóvenes de otras capas sociales. Hace unos días, en un edificio del Parque Rodó de Montevideo tenía lugar, en un sexto piso, un cumpleaños de quince al que asistían jóvenes de esa edad, alumnos de uno de los colegios privados más significativos del Uruguay. En el balcón, tres muchachos intercambiaban bromas con otro que llegaba al espacio y que esperaba en la senda le abriesen el portón de entrada al edificio. Uno de los que balconeaban (desde el interior del apartamento sonaba una cumbia dulzona) le gritó textualmente al que esperaba lo que sigue: ?Acelera Juancho que Luis y Facundo se están cogiendo a tu novia acá?. ?No sabés la tanguita roja que tiene puesta?...

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