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jueves, 6 de marzo de 2014

Cosas de broma, Rebelión en las aulas

¿De qué va?:, un ingeniero negro sin trabajo, acepta un manejo como profesor de un grupo de alumnos bastante conflictivos en una escuela de la periferia de Londres. Sus estudiantes son insolentes y groseros, pero en el fondo no tienen malos sentimientos. Al comienzo intenta ganarse su confianza utilizando los métodos tradicionales, pero fracasa tan estrepitosamente que no tendrá más remedio que recurrir a otras fórmulas. (FILMAFFINITY). ¿Qué opino yo? (Sin spoilers): siempre me han gustado, aunque ésta, pese a ser un clásico, no la había visto hasta ahora, y no me ha decepcionado. Este tipo de anécdotas han integrado un subgénero propio dentro del cine. La que dio origen a ello fuese Adiós, Mr. Chips en el año 1939, y a día de hoy poseemos una extensa lista. Rebelión en las aulas es una producción bien planteada, interesante y amena, pero hay que entenderla dentro de su contexto histórico, social y cultural, ya que si pretendemos verla desde una perspectiva actual, la encontraremos muy desfasada, especialmente en cuanto a la situación de la mujer. En este aspecto, nos da dos visiones diferentes: por un lado, la mujer, idéntico que el varón, tiene puestos de responsabilidad en el tema laboral, como las profesoras que laboran en el colegio de vuestro protagonista, Mark, pero por otro, el propio profesor trata de inculcar a sus alumnas la educación apropiada para obtener un marido, ya que según él esto es lo que les interesará y la competencia será dura. Como digo, este aire rancio es comprensible en el contexto en el que se elaboró el rodaje, y pese a todo, algunos consejos vertidos en cuanto a moralidad, reglas de convivencia, higiene y respeto vienen muy bien a los jóvenes que surgen en la cinta (y probablemente no vendrían mal en algunos de vuestros institutos). "Siempre poseemos que aprender, no importa quién nos lo enseñe". se oponen dos tipos de profesores. Uno de ellos es el que, ante la rebeldía de los estudiantes, da la batalla por perdida y opina que todo se resolvería mediante la violencia si ésta estuviera permitida. El otro está representado por el personaje de Sidney Poitier. Él es quien más sufre el ataque de los alumnos, y al mismo tiempo que el espectador siente pena por él, él asegura que lo que puede sentir por esos jóvenes que disfrutan haciéndole sufrir no es otra cosa que lástima. Con Mark Thackeray vemos la empatía de un profesor que es capaz de contemplar más allá de lo que tiene delante, pero no hay que confundir esa empatía con sobrante de amabilidad. Thackeray es duro porque así tiene que serlo, escaso amable cuando lo exigen las circunstancias, pero respetuos y comprensivo. Siempre descubre la palabra más apropiada en cada momento, aunque para ello deba contestar inclusive preguntas que no son agradables, por ejemplo referidas a su color de piel. tema del racismo. Thackeray es negro y tiene que aguantar determinadas bromas pesadas sobre ello y situaciones algo tensas. Para presentar cómo evoluciona el pensamiento de la clase sobre ese tema se acude también a la situación familiar de un estudiante mestizo. determinadas de las ideas que recoge la película serían impensables a día de hoy en vuestra sociedad. Por ejemplo, cuando Thackeray ve que, pese a seguir el temario, no logra educar nada, deja de lado la materia para centrarse en reglas de conducta. Un docente actual no puede realizar eso, ya que debe cumplir una programación a rajatabla, y si tuviese la mala suerte de descubrirse en su carrera con estudiantes problemáticos, ojalá pudiera funcionar el sistema que Sidney Poitier adopta en esta producción y que lo simplifica todo: os voy a tratar como adultos; tú, compórtate como un hombre; tú, compórtate como una mujer. en la cinta queda muy bien, y la mayoría de las respuestas de Thackeray son tremendamente coherentes, logrando así meter a los más rebeldes en senda y presentar unos valores dignos en su mayoría de ser tenidos en cuenta sesenteros, todo coherente con la estación en la que se hizo. El asunto principal corrió de la mano de la cantante Lulu, que surge también actuando como una de las díscolas alumnas. Por lo general, la música resulta agradable y se combinan asuntos lentos con otros más rápidos. Y qué puedo decir, si soy una entusiasta de lo retro... Sidney Poitier está estupendo en su papel, pero este actor ya me tenía ganada desde Adivina quién viene esta noch . En Rebelión en las aulas le vemos oscilar entre el desánimo y la esperanza, entre la impotencia y la firmeza, y protagoniza cierta que otra escenario emotiva. muy entretenida y de la que se pueden extraer determinadas enseñanzas a pesar del tiempo transcurrido y de lo arcaico de determinadas de sus ideas. Es curioso que después de tantos años pocas cosas hayan cambiado en las aulas. Puntuación: 3 (sobre 5)

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