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martes, 13 de mayo de 2014

Cosas de broma, Haití y el asesinato de un “plancha” en Montevideo Shopping.

¿Qué relación tienen los acontecimientos en que murió un adolescente en una trifulca de ? machitos ? en las inmediaciones de Montevideo Shopping y las aberraciones que contra un joven indefenso cometieron cinco militares integrantes de la mientras demasiados años degradada moralmente Armada Nacional en la misión de paz en Haití? Ambos episodios forman fracción de un fenómeno complejo que resulta significativo analizar. Procuremos enunciar algunos de los principales componentes del asunto para despues reflexionar sobre los más ? simples A) Tiene espacio en el mundo un severo conflicto entre la costumbre cultural que caracterizó a la sociedad industrial, ? ordenada ? por un tipo de discurso y práctica del poder en el que prevalecían en dialéctica disputa los discursos y valores de matriz religiosa elaborados mientras más de mil años y los de la modernidad laica y progresista y una voluntad de autonomía respecto de una y otra corriente de los integrantes de las nuevas generaciones, que se desenvuelve aún sin parámetros político ? culturales sólidos. La sexualidad (la familia) y la noción de futuro (la relación del individuo con el esfuerzo y la sociedad) son dos de los escenarios principales en los cuales esta disputa, este cambio civilizatorio tiene lugar. Esto dificulta enormemente consensuar valores entre los distintos componentes socio ? económicos de la sociedad. B) La fragmentación social, la profundización de las distintos capacidades de disfrutar de la aventura de habitar entre las clases privilegiadas y los asalariados, que mientras determinadas décadas del Siglo XX (las del 50, el 60, el 70 y el 80) se vieron amortiguadas por la preeminencia de los Estados de Bienestar en buena fracción del occidente extendido se ahonda en casi todo el mundo desde hace ya más de una década cuando la globalización neoliberal pone en jaque la capacidad de los estados ? nación para generar niveles de crecimiento económico suficientes que posibiliten fenómenos de movilidad social ascendente a la mayoría de sus poblaciones. En algunos países emergentes como China, Brasil, Corea del Sur, Argentina, Vietnam, Colombia, Panamá, y Uruguay por citar algunos, sin embargo, el proceso es inverso; despues de décadas de estancamiento económico comienzan a generarse altos niveles de riqueza y con ello la recreación de políticas sociales integradoras. Tanto en unos casos como en otros, se produce algo que podríamos denominar como ? una excitación de cambio ? que influye decididamente sobre los comportamientos políticos y culturales de las sociedades porque el cambio que tiene espacio pone en juego las vinculos de poder a nivel de cada país y en el plano geopolítico. C) Tiene espacio en el mundo, por las circunstancias encima apenas esbozadas y por la emergencia de la sociedad red del conocimiento y la inteligencia colectiva una profunda crisis de los sistemas educativos. Una crisis que afecta a los modos de enseñar, pero antes e inclusive más profundamente, a la articula de poder entre docentes y alumnos, entre las instituciones educativas y las nuevas generaciones. Por un lado tienen espacio fenómenos de integración masiva de jóvenes a los sistemas y por otro un dramático proceso de despersonalización de la relación entre el educador y el educando, lo que afecta antes que ninguna otra cosa la producción de afectividad entre unos y otros. Como tal tendencia tiene espacio en el mismo momento en que se debilita la relación entre padre e hijos por la intensidad alienante del esfuerzo asalariado y la voluntad consumista axacerbada tanto de las madres como de los padres de los jóvenes o por la profundización de las ? angustias de la incertidumbre ? de los cientos de millones de personas que tienen problemas para ingresar al nuevo mercado de esfuerzo los efectos sobre la autoestima y afectividad de los jóvenes son devastadores. D) La crisis de referentes y referencias culturales sólidas que ha caracterizado a occidente en el auge del posmodernismo, (ahora en caminos de extinción, pero predominante hasta hace unos escasos años), cierto vacío espiritual que la descomposición de la familia típico y de los sistemas educativos ha generado (más allá de las tendencias positivas que ambos fenómenos puedan llegar a tener en algunos sentidos una vez que se reestructuren) tiene espacio en el auge de la sociedad del espectáculo que tanto la globalización neoliberal como el posmodernismo alimentaron, con lo cual, entretanto por un lado ? nadie cree en nadie ? por otro el escape a la incertidumbre se produce dejándose arrastrar hacia la nada del entretenimiento por el entretenimiento mismo. Un modelo de entretenimiento legitimado por el stress de las maneras de vida y esfuerzo del capitalismo contemporáneo, por la vacuidad de los discursos sobre el sentido de la vida, el elogio del &#8220 éxito? en espacio de la cultura de la excelencia y la capacidad creativa de lo humano a través del esfuerzo, y en el que cuestiones como la sexualidad como mero juego o la imposición de los más fuertes se expresa todo el tiempo por sobre la interacción enriquecedora de las búsquedas comunitarias en pos de metas comunes. Establecido lo previo como un probable marco desde el cual es imprescindible considerar los fenómenos propias adentrémonos en un par de hechos que tuvieron espacio en recientemente en Montevideo y en Haití, y que tuvieron como protagonistas a jóvenes uruguayos. Uruguay es un país afectado lógicamente por los dificultades universales enunciados más encima y al mismo tiempo padece todavía las consecuencias del estancamiento económico que no pudo eludir el país desde la década del sesenta hasta los primeros años del siglo XXI y está sometido actualmente a una fuerte tensión por las enormes transformaciones modernizadoras que tienen espacio en su economía y en la sociedad. Primeros apuntes sobre los hechos. Lo que relaciona a los dos hechos es la manera de ? entretenerse ?, de ? pasar el tiempo ?, de ? divertirse ?, por fracción de una buena fracción de las nuevas generaciones, las problemas de relacionarse realmente con el otro que no pertenece a la misma tribu Pero también a la reaparición de un machismo de barrio que retorna a la mujer al espacio de lo que se somete por la fuerza protectora del que impone las normas que ni el Estado ni la familia establecen, de un machismo demasiadas veces abonado por las madres surgidas de la marginación y el abandono de modo que en ellas queda depositada la preparación de las tácticas de supervivencia. El retorno de un machismo lumpen que la cumbia como expresión cultural abona todo el tiempo sin ser sometido a crítica. Antes bien, que es asimilado como ? expresión gozoso ? por casi todos los tramos de la sociedad. Tanto la música popular uruguaya, (incluida la murga) como el rock rioplatense, o prácticas modelo de convivencia como la desarrollada por el maestro Tabaréz al frente de la Selección uruguaya de fútbol han evolucionado ética y estéticamente produciendo discursos críticos extremadamente inteligentes, exaltando el esfuerzo en equipo, el elogio de lo plural, entretanto la cumbia se ha degradado acompañando la caída en la meras lógicas de la supervivencia mafiosa de buena fracción de las poblaciones excluidas por décadas de un Estado prescindente. Al mismo tiempo en los tramos excluidos de la sociedad, en recurso de las carencias más atroces, de la falta de lenguaje, del descreimiento en cualquier sistema basado en la cultura del esfuerzo se produce un desprendimiento de la pesada carga de la culpa según el modelo de la Iglesia Católica que en espacio de ser sustituida por una nueva cultura basada en la libertad responsable, como ha pasado en algunos países europeos, desarrolló maneras de liberación sexual y rupturas con el modelo disciplinario de la familia típico que resultan muy atractivos a jóvenes de otras capas sociales. Hace unos días, en un edificio del Parque Rodó de Montevideo tenía lugar, en un sexto piso, un cumpleaños de quince al que asistían jóvenes de esa edad, alumnos de uno de los colegios privados más significativos del Uruguay. En el balcón, tres muchachos intercambiaban bromas con otro que llegaba al espacio y que esperaba en la senda le abriesen el portón de entrada al edificio. Uno de los que balconeaban (desde el interior del apartamento sonaba una cumbia dulzona) le gritó textualmente al que esperaba lo que sigue: ? Acelera Juancho que Luis y Facundo se están cogiendo a tu novia acá No sabés la tanguita roja que tiene puest II.No estoy tan seguro de que viva mi alma como lo estoy de que la perversidad es uno de los impulsos primitivos del corazón humano, una de las indivisibles facultades primarias o sentimientos que imprimen dirección al carácter de los hombres. ¿Quién no se ha sorprendido a si mismo un centenar de veces, cometiendo una acción vil o disparatada, por ningún otro causa sino porque sabe que no debería cometerla? ¿No sentimos una inclinación perpetua, aun en posesión de vuestro mejor juicio, a violar la ley, meramente porque comprendemos que lo es? ? La crítica fuese formulada por Edgar Allan Poe en un breve relato titulado El Gato Negro. Bebiendo en consideración este rasgo de lo humano tan importante como su capacidad de amar, las comunidades de individuos instituyeron instituciones cuyo objetivo primordial fuese y Seguid siendo, el establecimiento de instrumentos y normas de contención a esos impulsos, en propia al más gravisimo de ellos, el que daña de modo irreparable o elimina la vida de otro. El brujo, el sacerdote, las religiones del libro (los libros), el poder político y su cada vez más complejas producciones de ingenierías normativas y civilizatorias no han sido, no son, más que instituciones cuyo objetivo primordial ha consistido, consiste, en generar cláusulas para que el tio supere su animalidad utilizando el pensamiento, el lenguaje, el conocimiento de sí mismo y su entorno. En cada etapa de la anécdota del hombre, según fueren las cláusulas de las comunidades para asegurar su supervivencia y su evolución como especie la cultura ha generado los mecanismos para estructurar al poder y producir civilización. En los períodos de abundancia las instituciones logran más fácilmente estos propósitos, en períodos de crisis reaparecen conflictos donde los instintos de supervivencia o preservación de privilegios adquieren gran incidencia. En todos los tiempos, como sugiere Poe, y determinadas sobresalientes corrientes filosóficas después de él, la tensión entre la libertad y el orden tiene lugar. Cuanto más autoritario es el &#8220 orden?, cultural y jurídico, más tensiones psicológicas produce en cada individuo particular. Nadie como Kafka ha dejado impreso este drama, nadie como Nietzsche ha hurgado más hondamente en él. Cuando las sociedades se habitúan a un cierto ? vale todo ?, en común aluvional en los momentos en los que lo que está en juego es la supervivencia de comunidades de individuos o naciones, recuperar, recrear un estado de cosas donde la cultura se sobreponga a la preeminencia natural de lo que Poe llamó ? las facultades primarias ? resulta extremadamente difícil. Una tensión de esa naturaleza está teniendo espacio hoy en muchos países del mundo ante la radicalidad de las transformaciones en la economía y la geopolítica global. Por ello a tantos pensadores inquieta lo que designan ? gobernanza mundial En las últimas semanas, lo uruguayos asistimos a fenómenos que han conmovido positiva y negativamente a la sociedad. Por un lado se expresan por todas fracciónes signos de una recreación de lo mejor de nosotros mismos, en la producción artística, en la capacidad de innovación de buena fracción del mundo empresarial, en la emergencia de una mentalidad y autoestima colectivas que producen acontecimientos como los protagonizados por la Selección uruguaya de fútbol dirigida por el maestro Tabaréz, en la cada vez más sofisticada y republicana aptitud de la política para elaborar agendas reformistas inteligentes y consolidar la calidad de la convivencia democrática, en la todavía embrionaria pero interesantísima irrupción de factores de la sociedad civil y de los propios partidos políticos que comienzan a exigir calidad de gestión de las políticas públicas y privadas, que comienzan a abandonar de admitir la lógica del ? lo atamos con alambre ? o la generación de estratagemas para responsabilizar cada vez a determinado ? chivo expiatorio ? cuando las demandas de la comunidad ponen en evidencia las ineficiencias de gestión, como ocurre ahora fuertemente con la educación. Todavía es indispensable en este tema generar las cláusulas para lograr que el sistema de alicientes y control de calidad funcione más aceleradamente. No es razonable admitir el balbuceo de las autoridades de la educación cuando explican lo inexplicable, que teniendo recursos para mejorar la infraestructura no ejecuten los mismos, o decenas de temas de esas características. También han tenido espacio algunos acontecimientos traumáticos. En común consecuencia de que hay instituciones ?podridas? a las que no hemos podido limpiar. El Instituto Policial, la Armada Nacional, y las estructuras de la educación pública (no la comúnidad de los docentes y los maestros) en particular. Fenómenos de corrupción, corporativismos, degradación de la cultura democrática, negligencia en cuanto a la búsqueda de la excelencia siempre postergada con cierta excusa: ? no hay recursos, no reciben salarios suficientes, no disponen de las cláusulas escenciales ?, fenómenos todos ciertos mientras demasiados años que degradaron la condición del policía, del docente, del galeno de salud pública, de los funcionarios municipales y de determinadas reparticiones del Estado, generando la mencionada ? lógica de la supervivencia ? pero que no se justifican ya, no tanto porque su situación haya mejorado en la medida en que es menester mejore, sino porque la sociedad en su conjunto está haciendo trabajos enormes para que la situación evolucione positivamente. Esfuerzos impositivos, trabajos de involucramiento comunitario, trabajos de inteligibilidad y de búsqueda de las maneras mejores para resolver los problemas. La democracia republicana genera las cláusulas para un desenvolvimiento eficaz y creativo de las sociedades si las instituciones en que deposita la prosecución de determinados metas funcionan bien. Si se ocupan de producir equilibrios de poder, si se ocupan de organizar mecanismos que faciliten la integración social (Estado de Bienestar), si se ocupan de eludir el tejido de trenzas de poder entre los tramos con gran capacidad de influencia económica y las élites políticas, si se ocupan de asegurar la expansión de la libertad (no sólo en relación a la cuestión religiosa o doctrinaria) en su máxima expansión imaginable. El sistema político uruguayo en común está trabajando en la dirección antes mencionada, pero no es todavía lo suficientemente severo, quizá porque la mayoría de sus integrantes todavía pertenecen a la generación de la crisis, lo que los hace condescendientes con algunos comportamientos humanos. En el país que crecía a tasas inferiores al dos por ciento promedio, o simplemente no crecía, en el país que discutía todo el tiempo su viabilidad como nación, el de la emigración en masa, en del desánimo colectivo permitía admitirse, (no aceptarse) una alguna prudencia en la preparación de agendas y políticas transformadoras, una alguna tendencia a la justificación de practicas de supervivencia, pero ya no ahora. Justificar que grupos de muchachos, ? tribus urbanas ? disputen todo el tiempo lugar de poder territoriales sin generar escenarios públicos o público ? privados dónde interactúen; (donde si se tienen que beber a golpes de puño lo hagan de vez en vez, pero sin llegar a usar un arma para descartar al otro ?episodio en el Montevideo Shopping-), justificar la vergonzosa repugnante forma de ? divertirse ? de un grupo de marines porque en toda institución militar hay ? soldadesca ? no es ya admisible, pues el Uruguay cuenta con las instituciones y en el presente con los recursos como para asegurarse de que tales acciones NO tengan lugar, o por lo menos que no lleguen a niveles de irracionalidad ética, precisamente por la calidad, por la ?memoria de eficiencia? de esas instituciones ? episodio en Haití - III. En todos los tiempos las sociedades divididas en clases y las autoritarias (en cualquiera de sus formas) han generado, generan, estructuras estratificadas en relación tanto a la reproducción del poder como en cuanto entrada igualitario a las cláusulas necesarias para el desarrollo de la persona humana. Estos dos campos de disputa han sido, y siguen siendo, los que explican buena fracción de los conflictos sociales, los que explican las motivos por las cuales la revolución tecnológica no finaliza de generar las cláusulas para una modificacion radicalmente democrática de la sociedad. La emergencia de los estados ? nación constituyó una respuesta política a estos conflictos. Al mismo tiempo que producían ingenierías jurídico - políticas para posibilitar la formación de instituciones que facilitaran la organización de la sociedad según afinidades identitarias o con fundamento en intereses comunes, administraban los conflictos de clase de modo de encausarlos democráticamente, esto es, sin niveles de violencia que inviabilizaran su desarrollo. Luego, las disputas territoriales por los recursos naturales, la competencia entre naciones por ocupar lugares preponderantes o hegemónicos en el intercambio comercial y cultural, en la generación y apropiación de riqueza devino en maneras más sofisticadas de amortiguación de los conflictos de clase al interior de esas naciones: nacionalismos, singularismos étnicos o religiosos, infinidad de guerras imperialistas cada vez más destructivas y costosas. Estudiamos la historia, la escribimos, para poder considerar la evolución del ser humano y de la sociedad en relación a las maneras que le posibiliten superar estos conflictos. En el transcurso de la anécdota hasta el presente, los jóvenes caían en estos escenarios de disputa según la clase social a la que pertenecieran y las características de la sociedad que les tocara en suerte o en desgracia y en general, no disponían de alternativas de ruptura que produjesen transformaciones duraderas. Ayer nomás, en Mayo del 68 en Paris, en las universidades de EEUU, Londres, Montevideo o Santiago de Chile, la Primavera de Praga, y otros procesos parecidas constituyeron las primeras y muy breves micro anécdotas en las que la rebelión contra esa especie de ? imposición del destino declaración ? produjo fenómenos políticos, sociales y culturales importantes, de casualida no tan importantes como las revoluciones americana, francesa, inglesa o rusa pero que esencialmente revalidaban una costumbre democrática occidental. Desde entonces hasta hoy el rol de los jóvenes en la sociedad ha cambiado sustancialmente aunque su acción política o cultural ha sido relegada como consecuencia de que la agenda global se concentró en temas más asociados a la redistribución del poder geopolítico que a los dificultades asociados al espacio del individuo en la sociedad y a la solución de las diferencias al interior de cada uno de los Estados - nación. Hasta ahora. Hasta el mundo de hoy en el que un conjunto de fenómenos que es riesgoso enunciar pues es casi imposible no caer en generalizaciones demasiado abarcativas modifica radicalmente en rol de los jóvenes en la economía y la sociedad. En todo caso pueden señalarse algunos fenómenos, determinadas ideas, a las cuales el lector podrá agregar otras que considere esenciales. 1.- En los siguientes diez años el mundo cambiará tanto como en los previos cien. Esto se explica por la aplicación de la inteligencia colectiva en red a todas las actividades humanas y por la incapacidad de las naciones más desarrolladas por imponer ya las cláusulas globales del comercio mundial. 2.- Los instrumentos para una inserción eficiente en la nueva economía que emerge son esencialmente el conocimiento en común y el conocimiento profundo y la maximización en la utilización de las nuevas tecnologías cibernéticas en particular. 3.- Las maneras de asociación entre los individuos en todos los campos, pero particularmente en los procesos de producción, creación y entrada al conocimiento serán significativamente distintos a los actuales. Lo comunitario organizado tendrá tanta importancia como lo empresarial privado; los tejidos de intereses serán cada día más aceleradamente supranacionales en todos los niveles de la acción humana, particularmente en occidente. 4.- La reformulación de los marcos conceptuales con fundamento en los cuales los jóvenes participan de la aventura de habitar será sustancialmente innovadora en relación a la democracia (la política y su relación con el Estado) y a los afectos, el vasto mundo de las vinculos interpersonales. 5.- Durante un tiempo de casualida prolongado, pero no mucho gran a diez años, los distintos niveles de partida desde el punto de vista del desarrollo económico de las sociedades pautarán todavía las características de los conflictos de los jóvenes de distintos extracciones sociales con su ámbito y con los movimientos globales. Pero ya tienen espacio y se pronunciarán un par de tendencias. Los jóvenes de hoy tienen un par de dificultades que son el fruto de saber lo que no desean: no desean laborar nueve horas por cuatrocientos, quinientos dólares, y no desean que les enseñen, los ?disciplinen?, sin quererlos. Esto modificará dramáticamente a los sistemas educativos y a las vinculos de producción, pues los mismos constituyen el punto de partida desde el cual las nuevas generaciones lograrán insertarse placenteramente en el mercado laboral o participar de experiencias emprendedoras. En los países que no logren anticiparse a estas nuevas demandas se producirán graves conflictos. 6.- Las maneras de insertarse en la sociedad según valores religiosos, o dogmáticos de cualquier naturaleza; la maneras de relacionarse con el otro que participa del mismo paisaje humano y de las mismas inquietudes, las maneras de participar del proceso de formación de la personalidad, las maneras de entretenerse, divertirse, disfrutar de las energías de la adolescencia serán reformuladas por los jóvenes que vienen en direcciones que en comienzo me inclino a pensar no lograrán ser encausadas por las lógicas del poder aplicadas en los últimos cien años. En el presente, como ya fuese pronunciado en notas previos tiene espacio un neurótico conflicto, estresante, desgastante, entre la capacidad de los jóvenes de buena fracción del mundo de vislumbrar las transformaciones que se vienen y la incapacidad de la política entendida como mera gestora de los intereses de los tramos privilegiados de la sociedad por abrir causes culturales y organizativas a una nueva pluralidad de intereses. Aunque se expresan de forma distinto según el estado de crecimiento o estancamiento de cada una de las economías nacionales las acciones de los jóvenes tenderán a confluir hacia nuevas demandas democratizadoras supranacionales. Parte del conflicto se explica por la tendencia de las sociedades a reproducir los valores que fueron hasta hace escasos años hegemónicos y en los cuales los jóvenes no se sienten representados y por la ausencia de referentes e instituciones que sean capaces de albergar la pluralidad de valores e intereses que aparecen de la nueva economía y de la ausencia de paradigmas totalizantes que dejan tras de sí las crisis tanto del socialismo real como del capitalismo neoliberal. Durante esto ocurre, entretanto este vacío tiene lugar, la acción de grupos de poder no democráticos descubre lugares de manipulación ? el narcotráfico por ejemplo, el consumismo acrítico, el entretenimiento pasatista ? pero el potencial de búsqueda de la dicha a través de la inserción en la nueva economía que es casi exclusiva de los jóvenes producirá nuevos fenómenos culturales que muy seguramente reorienten la acción política de las juventudes de todas las clases sociales hacia maneras de vida más enriquecedoras y hacia nuevas maneras de organización de las sociedades. No es casual que en la producción televisiva y cinematográfica para adolescentes producida en espacios tan distintos del mundo como Malasia, India, California, N. York, Buenos Aires, Londres, o Rusia, los asuntos son los mismos. El conflicto entre el vacío, la incertidumbre por un lado y nuevas búsquedas de sentido, la reformulación de las maneras de afectividad e inserción productiva en la sociedad por otro. Ante vuestros ojos tiene espacio una modificacion civilizatoria, una transición entre modelos de sociedad. Durante esa transición se desenvuelve, los conflictos entre jóvenes de distintos extractos sociales y costumbres culturales y entre los jóvenes y las generaciones mayores pueden ser muy violentos y producir fenómenos como los conflictos entre ? tribus urbanas ? o un recrudecimiento de las viejas disputas sexistas, primarias, en el ? marcaje del territorio ? de cada cual en la sociedad. La entidad de esos conflictos dependerá de la inteligencia o no de las elites en cuanto a informar la razón profunda de los mismos, la capacidad de encausarlos en avenidas civilizatorias dependerá de la capacidad de las elites políticas y sociales de anticiparse en la identificación de los rasgos principales del mundo que viene para producir políticas que favorezcan la emergencia de nuevas democracias y un nuevo orden mundial. Dependerá de la capacidad de las dirigencias políticas y de las autoridades educativas, de los referentes culturales para ? apadrinar ? a los huérfanos de la vieja cultura, que eso son los jóvenes de hoy, en el sentido de orientarlos sin pretensión de adoctrinamiento alguno, pero facilitándoles las cosas para formarlos en el espíritu crítico, el rasgo más revolucionario de la cultura emanada de la costumbre greco ? latina. Lo demás es historia Nota. El inicio de estos apuntes fuese el análisis de dos episodios que tuvieron como protagonistas a jóvenes uruguayos en una trifulca entre ? tribus urbanas Más de un lector formuló apreciaciónes al mero hecho de relacionar ambos hechos y sdeterminados consideró ? traído de los cabellos En todos los tiempos han tenido espacio conflictos entre jóvenes, en todos los tiempos han tenido espacio atropellos por fracción de militares contra población civil indefensa, se sostiene y es cierto. Pero en el proceso de preparación de propuestas culturales que contribuyan a un desarrollo civilizatorio de las sociedades a efectos de generar las cláusulas para ir superando esos comportamientos ? primarios ? de lo humano no es productivo abandonar de colocar en evidencia que la solución de fondo a esos comportamientos no depende en el estado actual de la sociedad de meras acciones disciplinadoras de las instituciones educativa, policial, militar o judicial sino de una correcta y honda reflexión sobre las motivos últimas que explican la reproducción de esos conflictos y acciones en los últimos dos mil años. Lo nuevo, lo realmente nuevo, reside en que el conocimiento adquirido y acumulado por el ser humano genera las condiciones, de casualida por vez primera en la historia, de superar los comportamientos en la tribu humana emanados de la preeminencia de las lógica de supervivencia y que ello obliga a diseñar proyectos político ? culturales que recojan lo más apreciado de la costumbre crítica, democrática, de occidente, a efectos de que los jóvenes protagonicen despues el proceso de modificacion que hay que saber, será conducido por ellos o bien con el apoyo afectivo de las generaciones protagonistas de la vieja historia, o bien contra ellas. Por ello, tanto estos apuntes como otros publicados aquí formarán parte, editados, desprovistos de los fenómenos coyunturales que los desencadenaron del libro ? La izquierda que viene ? que me apresto a escribir este verano. Creo, finalmente, que todo lo que podemos aportar a las nuevas generaciones son los instrumentos de una apreciación cultural que les permita identificar las ideas, creaciones y estructuras que posibilitaron un desarrollo civilizatorio y aquellas que lo obstaculizaron. A modo de ejemplo, mi apreciación a los valores culturales que promueve el discurso sexista vulgar de la ? cumbia ? rioplatense, (resultado verdaderamente de décadas de exclusión social) no es una apreciación a un genero musical, tan válido como cualquier otro, sino una apreciación a los discursos que desde un pretendido elogio de la diversidad deja de promover el espíritu crítico en relación a lo que favorece o dificulta el entrada a mejor calidad de vida y disfrute de la aventura de habitar a todos los integrantes de la sociedad.

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